EU, la prioridad de las elecciones mexicanas || Carlos Ramírez

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La campaña electoral ya comenzó en Estados Unidos y los primeros datos indican la victoria del expresidente Donald Trump al imponer los temas de migración y narcotráfico como centrales, con la circunstancia agravante de que la candidata Xóchitl Gálvez Ruiz está ahora en Estados Unidos cayendo en el juego imperial de subordinación de México y la candidata Claudia Sheinbaum Pardo se mueve a ras municipal.

El dato mayor sobre el debate electoral en EU se localiza en el hecho de que el presidente demócrata Joseph Biden está en la trampa del discurso migratorio del expresidente republicano Trump. La reforma migratoria que Biden quiere aprobar antes de las campañas formales toma en cuenta el cierre de la frontera ante la dimensión de la presión ilegal.

La estrategia migratoria del presidente López Obrador se resume en una no-estrategia, oscilando entre el cumplimiento de las presiones estadounidenses para colocar la frontera americana en él Suchiate y evitar las caravanas de migrantes y abriendo el espacio laboral muy castigado dentro de la República Mexicana donde existen acumulación de presiones de desempleo y subempleo.

La canciller mexicana Alicia Bárcena le dedica más tiempo a su nueva chamba de jefa de compras de productos que pudieran ser utilizados en la zona dañada por el Otis en Guerrero, pero sin ninguna estrategia de reconstrucción, lo que está dejando la impresión de que a la secretaria de Relaciones Exteriores la quieren alejar de cualquier tentación de querer intervenir en el diseño o funcionamiento de la también inexistente política exterior mexicana. En los hechos, los cargos diplomáticos en la cancillería siguen siendo mercado político para compromisos presidenciales con gobernantes locales opositores, a cambio de entregar las plazas a candidatos de Morena.

México no ha hecho ningún posicionamiento concreto frente al debate abierto y adelantado por la enésima iniciativa de reforma migratoria del presidente Biden, mientras que el expresidente Trump de manera ostentosa ya tomó el control de la bancada legislativa republicana y está bloqueando cualquier avance reformista. El gobernador de Texas, Gregg Abbott, de filiación públicamente trumpista, está debilitando la posición de Biden al desobedecer mandatos legales superiores para quitar los alambres de púas en la zona fronteriza de Texas, lo que pudiera llevar a un debate mayor en la Corte Suprema que estaría buscando la destitucióndel mandatario local, a costa de aumentar las contradicciones polarizantes que está provocando Trump.

El presidente Biden cayó en el garlito de Trump y tuvo que aceptar el argumento de cierre de la frontera como propuesta en momento y circunstancia en que se rebase determinado número de cruces migratorios ilegales, un hecho que está ocurriendo todos los días en los últimos cuatro años, sin que la Casa Blanca tenga alguna posibilidad de definir una propuesta propia basada en un enfoque menos autoritario de la crisis fronteriza.

Los problemas de Biden en el Congreso lo han descolocado aún más con la iniciativa formal de la bancada republicana en la Cámara de Representantes para –nada menos–  destituir al secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, una de las piezas clave del equipo político de la Casa Blanca en el tema de la crisis fronteriza, sobre todo porque es el funcionario y su oficina los que han aceptado la derrota ante la abrumadora presión ilegal fronteriza, están disminuyendo los arrestos en la frontera y en los hechos están liberando sin controles dentro de EU a los arrestados en espera de un juicio migratorio en cortes americanas.

La toma del control de la política migratoria como parte de las campañas electorales estadounidenses representan una gran victoria política de Trump y de muchas maneras está mandando mensajes muy claros de su posicionamiento adelantado en el ambiente electoral, porque hay más cohesión estratégica entre los republicanos que algún bloque demócrata alrededor de Biden. Y a esta circunstancia de descontrol electoral ha contribuido el hecho de que se acumulan evidencias en el sentido de que el presidente Biden no alcanzará a ser candidato formal demócrata para noviembre y estaría utilizando su desgaste para construir una nueva figura que sea la que realmente competirá en las elecciones, aunque desde ahora con la certeza de que no será la vicepresidenta Kamala Harris.

Mientras en EU Trump toma el control de la agenda política, en México sigue el enfoque de voltear hacia otro lado, aunque como la percepción de que López Obrador como expresidente sería el enlace con la Casa Blanca de Trump.

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Política para dummies: en política se disputa el poder, no la razón.

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