Ahí están los malandrines de siempre, los de todos los días, los villanos de nuestros días –entre otros tantos, porque hay muchos y de distinta catadura–; son los que llueva, truene o relampaguee y para nuestro infortunio, permanecen en la penumbra, en las calles, en las carreteras, en los caminos, en las ciudades, en el…
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¡Manos arriba!: Joel Hernández Santiago
