Falta experiencia a promotores de amnistía a delincuentes: experto en pacificación

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La negociación con criminales es la mejor manera para resolver el problema de la violencia, pese a que la propuesta es polémica y que su equivocado planteamiento puede desencadenar la indignación de las víctimas, afirmó el especialista colombiano Leonel Narváez.

El sacerdote, creador de las Escuelas para el Perdón y la Pacificación (Espere) dijo que, en México, ha observado los intentos por promover la amnistía con los delincuentes, pero el discurso de quienes impulsan la iniciativa es tan falto de pericia que ha provocado un natural efecto de enfado entre los afectados.

“Este gobierno cree en estos temas, pero hasta ahorita no han conocido el lenguaje adecuado de los que tenemos un poquito más de experiencia en cómo presentar a las víctimas temas tan controversiales, para que, si sacas el trapo rojo del perdón, no se te vengan los toros y te ataquen. Hay que presentar esto como ejercicios de respeto a derechos humanos y la dignidad”, dijo en su visita a la Universidad de Monterrey donde dictó la conferencia “¿Perdón o justicia?”.

Narváez recordó que se reunió, en México, con el futuro secretario de Seguridad Pública Federal, Arturo Durazo, para conocer los Foros de paz y reconciliación que son organizados por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien ya declaró públicamente que no perdonará a los criminales.

Lo que ha visto hasta ahora, reiteró, es falta de experiencia de las personas que han propuesto el debate público del tema, pues en las reuniones, los afectados por criminales han volcado su resentimiento hacia los organizadores.

“Uno no se pone a torear un toro bravo si no sabe capotear, y creo que se están metiendo a torear sin saberlo y los están cogiendo por los cuernos. En cambio, nosotros tenemos miles de víctimas excombatientes, los sabemos capotear y quedan contentos y agradecidos, que es mejor”, reflexionó.

Señaló que el caso colombiano le ha enseñado que la venganza no provoca sosiego en las víctimas, directas e indirectas, por lo que deben ser experimentados métodos distintos a los que han sido empleados hasta ahora para remediar el problema social de los daños que los criminales han ocasionado en la sociedad.

“El cerebro arcaico de los seres humanos pide castigo y entre más castigo cree uno que se satisface. Pero las estadísticas en el mundo dicen que ni siquiera la pena de muerte o la cadena perpetua satisfacen a las víctimas. Lo que les espera a las personas es la rabia y el rencor que quedan, las ganas de venganza, pero necesitamos algo distinto”, dijo el también filósofo y sociólogo.

Integrante del comité temático de negociaciones con las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia (FARC), que dejaron a lo largo de 52 años, 300 mil muertos y más de ocho millones de víctimas, señaló que luego de reconciliarse con los guerrilleros, el país va por negociaciones con los traficantes de drogas, una propuesta que podría contemplar México.

“Nuestro Congreso de la República acaba de aprobar una ley de sometimiento de bandas criminales de narcotráfico, y les está dando el 5% de las propiedades mal habidas que tengan, si es que las entregan, junto con las armas y si declaran la verdad de sus crímenes. También les dan cierta reducción de penas.

“Alguien dirá que es absurdo pero hay casi mil 500 narcotraficantes que están en lista para entregarse. ¿Cuándo agarras tú, con la mejor policía del mundo, mil 500 narcos? Calculamos que allá hay unas 15 mil personas que siguen en ejercicios criminales, y ya comenzará esto a tener jurisprudencia en estas leyes de sometimiento”, dijo el negociador, que ha replicado las escuelas de perdón en México cono el centro Loyola, de Monterrey.

Perdón no es negar justicia

Reconoció que, en el caso mexicano, antes de hablar del otorgamiento del perdón, los impulsores de la pacificación deben garantizar justicia a las víctimas, verdad, reparación y garantías de no repetición, pues, de lo contrario, los afectados pueden confundir estas cuatro condiciones con un intento de pedirles que olviden los agravios, lo que les provoca indignación.

“Cuando se le sabe hablar a la gente de perdón, como un ejercicio de limpieza o higiene personal, la gente empieza a entender, pues el perdón no es negar justicia, ni abrazarse con el ofensor, ni negar el dolor terrible, ni pensarse superior al otro. Y si no hay el lenguaje adecuado, las víctimas se ofenden más”, expuso el especialista.

En territorio mexicano, asolado por el acecho de los cárteles y la violencia inherente al narcotráfico, consideró indispensable generar un cambio cultural, para encontrar la paz, en lugar de enviar a la calle a más policías o construir más cárceles.

Explicó que en la experiencia de Colombia, el Ejército nacional, uno de los mejor preparados para combatir la guerrilla, fue incapaz de vencer a las FARC a lo largo de medio siglo.

Recordó que, inicialmente, cuando se propuso el perdón en su país, la gente se reía porque lo consideraba imposible, pero hubo un plebiscito hace un año en el que se señalaba que el 50% de los colombianos aceptaba esta solución, lo cual representa un avance considerable.

Fuente: proceso.com

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