* Por su experiencia, Gisela Rubach afirma que la operación política, la cultura organizacional y la responsabilidad social, inciden en el fortalecimiento de la institucionalidad y la mejora de las democracias.
* La operación política eficaz es necesaria para tener mejores gobiernos, gobernantes y ciudadanos, sostiene la Directora General de Consultores y Marketing Político en el nuevo libro de Cipriano Flores.
Sin el desarrollo de las capacidades de la operación política, difícilmente se puede conquistar, administrar y conservar el poder, sentencia la estratega política Gisela Rubach Lueters.
Gestionar, hacer y comunicar son el soporte fundamental para lograr la generación de valor público, dice. El compromiso y la interacción con el capital social, favorecen la colaboración.
Por su experiencia, afirma que la operación política, la cultura organizacional y la responsabilidad social, inciden en el fortalecimiento de la institucionalidad y la mejora de las democracias.
La operación política eficaz es necesaria para tener mejores gobiernos, gobernantes y ciudadanos, sostiene la Directora General de Consultores y Marketing Político en el nuevo libro de Cipriano Flores.
La consultora electoral Gisela Rubach Lueters escribe el Prólogo y Epílogo del libro Operación Política, El Nuevo Príncipe, de la autoría del Doctor en Ciencia Política, ya en circulación.
La cercanía y la satisfacción de los ciudadanos y usuarios de los servicios públicos mejoran la experiencia ciudadana, asegura la Coordinadora de Diplomados de Marketing Político del ITAM.
Lograr que el poder y la libertad sean uno solo es posible cuando los líderes abren espacios para que conviva lo múltiple, lo plural y lo marginal, cuando practican todos los días la amabilidad.
Es necesaria la amabilidad y las buenas intenciones, pero es indispensable que los líderes sepan ejercer el poder y gobernar para la democracia, la libertad, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
Sin operación política de fondo, estructurada y sistemática, la autonomía política alcanzada por internet y las redes sociales se convierte en el nuevo traje del emperador desnudo de Andersen.
En la Primavera Árabe, los medios tradicionales, controlados por regímenes autoritarios, jugaron un rol pasivo. Los nuevos medios jugaron el rol determinante en la comunicación y organización.
Se conjugaron la indignación y la esperanza, una población mayoritariamente joven, mejor preparada y con mejores oportunidades que antes de ella, que buscó incidir en la vida pública.
Gisela Rubach Lueters refiere que los árabes exigían dignidad y pan. La antorcha se encendió en Túnez y Egipto y se extendió como reguero de pólvora por catorce países árabes más.
No obstante, el gran empuje y legitimidad social alcanzada por estos movimientos, en estos países los manifestantes tuvieron como respuesta pocas concesiones y muchas represiones violentas.
El monopolio del uso de la fuerza es el legitimador de poder del que echan mano los estados nacionales cuando algún grupo los desafía, ya sea un régimen democrático o dictatorial.
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