En la película JFK, de Oliver Stone, el fiscal Jim Garrison busca a un ex responsable de operaciones especialesde la CIA para indagar el trasfondo político del asesinato en Dallas como un crimen del poder. El espía no le dio nombres, pero le dijo que lo importante era responder a trespor qué:
1.- ¿Por qué matarona Kennedy?
2.- ¿Quién se benefició?
3.- ¿Quién tiene el poder para encubrirlo?
En una carta enviada el 5 de octubre de 1995 a Luis Colosio Fernández, padre de Luis Donaldo, Manuel Camacho Solís por primera vez aportóelementos para consolidar la tesis del asesinado de Colosio como un crimen del poder.
Dos líneas de la carta siguen vigentes: “de acuerdo con la información proporcionada por la autoridad competente (la PGR), cada vez es más claro que el asesinato de Luis Donaldo Colosio hubo una acción concertada”.
Y a la manera de la película JFK, Camacho plantea sus preguntasde contexto: “volver al tema de que fue un clima, un ambiente político el que llevó al asesinato de Luis Donaldo Colosio, distraela atención del tema central: ¿quién fue el responsablemoral, intelectual y material de la muerte de Colosio? ¿A quién le resulta útil, a estas alturas, hablar de un clima, en vez de descubrir y castigar, ya, a los asesinos?
Camacho se convirtió en el factor disruptordel proceso de sucesión presidencial resuelto el 28 de noviembre de 1993. Hombre de convicciones y sin dobleces, Camacho condenó la nominación de Colosio y la acreditó a “grupos de interés” comandados por Joseph-Marie Córdoba Montoya, el súper asesor salinista. Cuando estalló la crisis zapatista, el presidente Salinas de Gortari enfrentó dosopciones: la de la represiónbrutal contra los alzados, que era de Córdoba; y la de la negociaciónde la paz, que aconsejó Camacho. El argumento de Camacho fue contundente: como canciller no iba a justificaral mundo si habían sido diez o 500 los guerrilleros muertos en la represión.
El presidente nombróa Camacho como negociador de la paz y su condición burocrática abrió otras discusiones: si iba como funcionario con cargo, los zapatistas lo repudiarían; pero con cargo honorario de comisionado para la paz mantenía–decía Córdoba– sus derechos constitucionales para ser candidatoen algún momento. Se repetía el escenario de septiembre de 1982: el presidente López Portillo afirmó que De la Madrid noera el presidente para la expropiación de la banca; en 1994, Colosio noera el candidato para la crisis de Chiapas.
Camacho fue a negociar la paz sincargo y el entorno salinista le hizo la guerra palaciega. Pero lo que realmente enfurecióa Salinas de Gortari fue el acercamiento político de Colosio con Camacho, luego de que Colosio se había acercado a Cárdenasy sobre todo a columnistas considerados en Los Pinos como antisalinistas. En ese escenario surgió la frase acreditada a Córdoba: “Salinas es más camachista, que Camacho salinista”. Esas nuevas relaciones de Colosio estaban derrotandola continuidad neoliberal en la sucesión.
En su carta al papá de Colosio, Camacho confirmó que aceptóreunirse con Colosio despuésdel discurso del 6 de marzo. Y tuvieron un encuentro el 17 de marzo en casa del político Luis Martínez Fernández del Campo, menos de una semana antes del asesinato. “Ahí coincidimos en la necesidad de una transición democrática” que Salinas de Gortari había repudiado. El pacto se consolidó con el cargo ofrecido por Colosio y aceptado de Camacho como secretario de Gobernación del gabinete colosista para operarla transición. Colosio fue muy elogiosode Camacho en un boletín de prensa.
En su carta, Camacho aportó otro elemento interpretativodel crimen en Lomas Taurinas: “yo no fui ni podía ser el beneficiario de la muerte de Luis Donaldo Colosio”; en efecto, el beneficiario es una hipótesispericial en indagatorias criminales. Y el beneficiariodel asesinato fue Ernesto Zedillo Ponce de León, el validode Córdoba, quien fue impuestopor Salinas de Gortari como el candidato de relevo por su perfil neoliberal y anticamachista. La muerte de Colosio y el relevo de Zedillo en la candidatura salvaronla continuidad del modelo económico neoliberal.
Y el relevo, sostuvo Camacho, “desató una lucha por el podercon tres figuras políticas al frente”. Camacho no dio nombres, pero luego se supo que el PRIquería imponer a Pedro Joaquín Coldwell, el ex presidente Luis Echeverríapropuso a Emilio Gamboa Patrón y Córdoba controlóa Salinas de Gortari para que la candidatura fuera de Zedillo como únicagarantía de continuidad neoliberal. A Camacho le echaron el cadáver de Colosio encima para evitarsu nominación sustituta y en ese juego cayó la viuda Diana Laura Riojas, entonces ya controladapor salinistas anticamachistas.
La conclusión de Camacho, basada en la indagatoria oficial, de que el asesinato de Colosio fue una “acción concertada” es otro elemento para reabrirel caso del 23 de marzo de 1994 y colocarlo en la charola de crimen del poder.
Política para dummies: La política es la disputa por el poder por cualquier vía, como lo probó el asesinato de Colosio.