La política económica del modelopopular del presidente López Obrador basada en el gasto siningreso llegó a su punto de quiebre con la renuncia de Carlos Urzúa Macías a la Secretaría de Hacienda justamente por la discrepanciaentre ingreso-gasto.
Ya antes el presidente había cesadoa su subsecretario de Ingresos, Gerardo Esquivel, porque le había dicho de muchas maneras y tonos que nose podía gastar dinero en proyectos sin dinámica productiva.
Por tanto, el fondode las renuncias en Hacienda debe buscarse en la inviabilidadde la política económica del populismo de la 4T. Lo mismo le ocurrió a Echeverría en 1973 cuando cesó al secretario Hugo B. Margain para poner al administradorLópez Portillo y hacerlo presidente, a López Portillo en 1982 cuando su financiero David Ibarra Muñoz nopudo manejar la crisis del peso, a Miguel de la Madrid cuando Silva Herzog se negóa negociar un programa de crecimiento con el FMI, a Zedillo cuando Jaime Serra no pudo operar la devaluación de diciembre de 1994.
Las crisis en Hacienda han respondido a la faltade viabilidad de programas populistas con finanzas neoliberales. A las propuestas populistas de todos los presidentes les ha falladojustamente el equilibrio entre ingresos fiscales-gastos sociales. Y todas las crisis que han derivado en renuncias de secretarios de Hacienda han sido provocadas por la existencia de un neoliberalismo vergonzantedetrás de los impactantes programas de bienestar social.
A partir de diciembre de 1970, ha habido dostipos de presidentes: los que aplicaron el populismo sinpreocuparse por los candados neoliberales y terminaron en crisis (Echeverría, López Portillo) y los que han tratado de impulsar programas populistas modestos atendiendoa las restricciones neoliberales de gasto (de De la Madrid a Peña Nieto).
Por lo tanto, la economía mexicana ha estado acotadapor el frágil equilibrio ingreso-gasto monitoreadode manera autoritaria por el Fondo Monetario Internacional. Los gastos lopezobradoristas en el primer semestre desequilibraronlas finanzas públicas y estaban presionando un aumento en el déficit presupuestar. En la realidad Urzúa ya notenía de dónde quitar gasto, sobre todo porque los sectores afectados generaron movilizaciones y protestas que revirtieronlos recortes.
La caídadel secretario Urzúa estaba ya adelantadaen el Plan Nacional de Desarrollo: el presidente de la república se comprometió a mantenerla estabilidad macroeconómica –inflación por el lado del PIB bajo, disminución salarial y gasto decreciente–, pero sus programas de gasto noproductivo estaban afectando las finanzas públicas.
Las finanzas públicas fueron sometidas a presionesextraordinarias con la cancelación de los grandes proyectos heredados, sobre todo el pago de los bonos anulados en el aeropuerto de Texcoco. Y los nuevos proyectos (Santa Lucía, el Istmo de Tehuantepec, el Tren Maya, los apoyos a los ninisy otros similares) estaban desfondandolas finanzas publicas decrecientes por la baja del PIB estimado de 2% a 0.5% y la amenaza de una recesiónlight.
Ahora el dilemade la política económica del presidente López Obrador estará en optar por un modelo mixtode poco populismo y mucho neoliberalismo o jugárselacon el populismo sin tener el ingreso fiscal suficiente. La salidaen el pasado fue la impresiónde dinero (Echeverría), pero con presiones inflacionarias que detonaron la devaluación de 1976 después de veintidós años de tipo fijo, o aumentarla exportación de petróleo (López Portillo), aunque hoy con un mercado deprimido.
La tercerapuerta de salida sería la de disminuir expectativas, optar por un programa de súperajuste ortodoxo con posposición de programas sociales hasta después del 2021 y enfriarel crecimiento económico en el periodo 2019-2021, con el costo de olvidarsu compromiso de crecimiento promedio anual de 4%, con una tasa de PIB de 6% en 2024. Y sólo quedaría el camino de subir impuestos, aumentar precios de las gasolinas y contratar más deuda para estabilizarfinanzas públicas.
La crisis en Hacienda es la crisis típicade los populismos que no atienden las razones financieras. La salida de Urzúa colapsóel modelo económico de la 4T que se basaba en el modelo de bienestar social. Al presidente López Obrador le faltóuna nueva política económica para su modelo de gasto populista. Lo malo fue que se le advirtióa tiempo desde la crítica, se lo dijo, enojado, Gerardo Esquivel provocando su cese y Urzúa se cansó de explicarle que la economía iba a una crisisde seguir con desorden en el gasto.
El problema mayor estará en reconocerque el modelo de la 4T se colapsó con la renuncia de Urzúa, que el nuevo secretario de Hacienda va a tener que decirle al presidente que nose pueda gastar así y que será necesaria una etapa 2019-2020 de ajusterecesivo para estabilizar la economía.
Es decir, sacaral presidente de la conferencia diaria y regresarle al gobierno su función estabilizadora.
Política para dummies: La política eficaz es la que responde a la realidad; lo demás es demagogia.