El principal errorque se comete al analizar al PRI radica en considerarlo un partido político. En 1968 el analista priísta Mario Ezcurdia publicó el libro Análisis teórico del Partido Revolucionario Institucionaly su conclusión, a partir del modeloDuverger, fue que el tricolor noera un partido político tradicional, sino una gran coalición de grupos de poder dirigidopor la élite del gobierno.
El PRI nació de las entrañasdel poder para conservar el poder, por lo que la perdidadel poder en el 2000 liquidó su célulamadre, resecó el cordón umbilical y lo convirtió en un pariapartidista: gobernó como PAN en ciclo 2000-2012, respiró como panredéde 2012 a 2018 y regresó al poder como Morenalopezobradorista.
En la elección de pasado mañana domingo compiten los modelospartidistas Roberto Madrazo que hundió al PRI en el 2000 y de Peña Nieto que liquidó al PRI en el 2018 con un candidato presidencial no-priísta, los dos hoy en la candidatura de Ivonne Ortega Pacheco y su nuevo aliadoUlises Ruiz Ortiz –operador de Madrazo– y del otro lado el modelopospriístade Alejandro Moreno Cárdenas Alitocomo parte de una generación llegada a la política despuésde la debacle del 2000.
Por lo tanto, el dilemareal del PRI radica en regresarleel partido a los que lo perdieron por sumisión militante en el neoliberalismo salinista o abrirloa nuevos grupos que quieren regresar al PRI al poder como prioridad.
El PRI murióen 1992 cuando la militancia tan convocada hoy aceptó de manera obediente la decisión autoritaria del presidente Carlos Salinas de Gortari y su operador partidista Luis Donaldo Colosio Murrieta de borrarsu origen revolucionario y sustituirlo por el modelo neoliberalde “liberalismo social”. Y el PRI perdió la oportunidad de revivira la militancia que hoy invoca Ortega Pacheco cuando los priistas aceptaronel asesinato de Colosio y la liquidación de su propuesta de reactivación priista, se sometieronsin vergüenza a Salinas de Gortari al aceptar a Ernesto Zedillo como sustituto, callaroncuando Zedillo decidió entregar la presidencia al PAN y alabaron al Peña Nieto que revivió el neoliberalismo salinista y llevó al PRI a una votación de apenas 13%en las presidenciales del 2018.
En ese periodo 1983-2018 la militancia priísta desapareciódel escenario y se sometió a pequeños espacios de poder en la periferia del gobierno cuando Salinas impuso a su nuevaélite tecnocrática en las altas posiciones electorales. Ahora, treinta y cinco años después, resulta que la militancia quiere regresarpor el partido al que dejaron extinguirse, disolver su ideología histórica y neoliberalizarsecon Salinas, Zedillo y Peña Nieto.
Lo que noparece entender Ortega Pacheco y su grupo madracista es que la militancia priísta supuestamente progresista ya noestá en el partido, milita, simpatiza y vota por López Obrador y Morena y se quedó sinbanderas porque Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador se las llevaron a nuevas formaciones políticas que ganaroncon la experiencia del PRI.
En los hechos, Salinas de Gortari destruyóal PRI, quiso refundarlo como Partido de Solidaridad con Colosio y no pudo y el asesinato de Colosio con el silenciode la militancia terminó por liquidarlo. El PRI histórico ahora se llama Morena, tiene el poder presidencial y nole cederá al PRI populista ningún espacio de poder.
La carrera partidista de Ortega Pacheco fue madracista y sobre todo peñista. De diciembre de 2012 a agosto de 2015 fue secretaria general del PRI bajo la presidencia del mexiquense peñista César Camacho Quiroz y en ese tiempo destacó por su sumisióny silencio y su alejamiento de la militancia.
A ella le tocó la elección legislativa federal de 2015 en la que el PRI perdió4.2 millones de votos respecto a los alcanzados en 2012 y prefiguró el 2018. La designación de candidatospara los cargos legislativos el 2015 –con Ortega Pacheco como secretaria general del PRI– fue decidida en Los Pinos, a espaldasde la militancia y con la sumisiónde la dirigencia priísta. Por si fuera poco, en la elección de julio del 2018 Ortega Pacheco dijo que Peña Nieto le ordenóque se alejara del PRI porque su biografía estorbaba y ella obedientemente, sinrepresentar a la militancia, se fue a estudiar al extranjero dejando tiradoel partido.
El escenario de sobrevivencia del PRI nadatiene que ver con el despertar de la militancia anterior a 1994, sino con la propuesta de una reorganizacióninterna de sus cuadros corporativos, una definición de proyecto nacional que le quitebanderas a Morena y un liderazgo hacia adelante y nohacia atrás.
Y Ortega y Ruiz representanal PRI de Madrazo y Peña Nieto.
Vil garrote. La ley local de Tabasco que criminaliza la protesta social despertó preocupaciones y suspicacias, pero las condiciones del país no están como para reprimir a toletazos o con cárcel la disidencia social. La primera vez que la ejecuten contra algún plantón o marcha provocará repudios y condenas internacionales que afectarán directamente al presidente de la república. Por tanto, será una ley incumplible y de adorno.
Política para dummies: La política debiera ser una pizca de vergüenza.