Con los ex presidentes Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto metiendolas manos en la renovación de la dirección del PRI y las bases alebrestadascreyendo que el tricolor puede pasar la prueba de la democracia, la próxima semana inicia formalmente el proceso de cambiode comité nacional con indicios de sorpresas en cuanto a otro relevo generacional, de grupo y de coalición dominante.
En el 2000 Zedillo obligóa la dirección partidista derrotada a quedarse a recoger el tiradero dejado por la victoria del panista Vicente Fox y en el 2006 hubo que borraral madracismo derrotado por el panista Felipe Calderón. Esas dos decisiones fueron estratégicas: propiciar por la dinámica del conflicto interno una depuraciónde liderazgos, pactar con Fox y Calderón el apoyo del PRI y reposicionara las élites populistas que fueron desplazadas por el neoliberalismo salinista-zedillista.
Ahora la disputa por el PRI estará entre las élitessobrevivientes comandadas por dos expresidentes derrotados: Carlos Salinas fue perseguido por Zedillo casi hasta el umbral de la cárcel y entregó la presidencia al PAN y Peña Nieto impusoal priísta-no-priísta José Antonio Meade Kuribreña y hundióal PRI al 16%del voto presidencial y 10%de voto legislativo y la pérdida de la mitad de gubernaturas.
EL PRI enfrenta la renovación de comité con trespares de competencias en tres niveles: el topentre el gobernador campechano Alejandro AlitoMoreno y el jefe senatorial peñista Miguel Angel Osorio Chong, el nivel mediocon el exrector José Narro y la sobrina presidencial Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari que llegó a su nivel de incompetencia y quiere reelegirse y abajoen las bases el exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz y la exgobernadora yucateca Ivonne Ortega.
Las bases y las élites medias nadatienen qué hacer en una competencia en que el PRI se va a jugarsu existencia por el avasallamiento político del presidente López Obrador. Por tanto, la lucha será entre Alitoy Chong. Y el dato mayor es importante: los gobernadores priístas irrumpende nueva cuenta en el escenario priísta, como cuando en el 2006 el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto se hizo cargodel PRI por la orfandad dejada por la derrota de Madrazo. Hoy Peña le apuesta al PRI con Osorio Chong y nocon su primo el gobernador mexiquense Enrique del Mazo Maza, quien tiene su presupuesto bajo escrutiniofederal, se alió a López Obrador y no podrá usarlo como Peña hace doce años.
Mientras Alitoha construidoun liderazgo con los gobernadores priístas, Osorio Chong arrastrasu cargo de secretario de Gobernación en el sexenio de Peña Nieto y su condición de precandidato presidencial priísta derrotado por el no-priísta Meade Kuribreña. Y el primer round estuvo la negociación del voto priísta sobre la Guardia Nacional en el Senado: Alitoabrió canales de negociación política, en tanto que Osorio cargócon su responsabilidad en la fallidaestrategia de seguridad del gobierno de Peña como secretario de Gobernación.
El desafíodel PRI radica en aprovechar las contradicciones y tensiones del gobierno de López Obrador y Morena para repuntaral tricolor en las elecciones legislativas del 2021 y las de gobernadores, pero sinconfrontación. Peña Nieto es un lastrepara el PRI por las derrotas de 2016 a 2018 y Salinas sigue representandoel neoliberalismo que fue caldo de cultivo del lopezobradorismo.
El rápidoposicionamiento de Alitoen la lista de candidatos a la presidencia del PRI también ha revelado el dinamismopolítico de los gobernadores que funcionan como jefes, quiéranlo o no, de las bancadas legislativas priístas. La movilización de gobernadores priístas en grupo a favor de la Guardia Nacional aislóla posición debilitada de Osorio Chong, un político formado en la brega, pero con pocoactivismo en la confrontación, con el peso muertodel peñismo como lastre y el fracasoen seguridad.
Después del presidente priísta de la república priísta, los gobernadores son las piezas más fuertesde la coalición dominante de mafias, grupos, tendencias y líneas de poder político y sobre todo como jefesoperativos de los legisladores. Además, con Alitovendría una nueva generaciónde priístas sin pasivos con el pasado 1982-2018.
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