La elección de nuevos dirigentes del PRI será la ultimaoportunidad –y dicen que ahora sí: la ultima– para que la generación de Salinas de Gortari y su modelo neoliberalque impuso desde 1982 mantenga el control del partido. Ahora que el presidente López Obrador decretóel fin histórico del neoliberalismo mexicano, el PRI está obligado a buscar un opciónprogresista y sobre todo generacional.
Por eso la disputapor la dirección del PRI estará entre el Narro salinista-peñista que hundió al PRI de 71% de votos en 1982 a 13.5%(7.6 millones de votos, sin alianzas) y la nueva generación de políticos priístas nodependientes del neoliberalismo salinista que representa Alejandro AlitoMoreno Cárdenas, gobernador de Campeche por esfuerzo propioy nacido a la política en 2003, despuésde la debacle del 2000.
La disputa noes ociosa. Surgido del fondo del viejo PRI populista, López Obrador ganó la presidencia con su propuestade programas sociales, populares y asistencialistas, los que el PRI liquidó para ofrecer solo la estabilidadmacro que produjo, de 1982 a 2018, 2.2% promedio anual del PIB y 80% de mexicanos viviendo con una a cinco carenciassociales.
El escenario falsodel PRI radica en imponer una dirigencia en función de grupos de interés o entregar el partido a las bases militantes, porque el PRI nuncaha tenido bases sociales, se ha confundido base militante con priístas del sector corporativode clases que fundó Cárdenas en 1938. Las bases son hoy priistas que se quedaron sinacceso a empleos o cargos públicos y que quieren una dirigencia que realice un repartode posiciones que Salinas cerró desde 1987 para entregar candidaturas sólo a simpatizantes del neoliberalismo.
Narro nació a la vida publica durante el salinismo y se forjó con Jorge Carpizo MacGregor en posicionessalinistas: rectoría de la UNAM y Gobernación. En el PRI le tocó de 1993-1995 estar como presidente de la Fundación Siglo XXI que sustituyó al Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES), justo en los años en que dentro del PRI se libró la granbatalla política para impedir el regreso de los populistas, un escenario noinvestigado del asesinato en 1994 del candidato Luis Donaldo Colosio que había rotocon el neoliberalismo el 6 de marzo y al que sustituyó Ernesto Zedillo como candidato realdel ideólogo del neoliberalismo salinista, Joseph Marie Córdova Montoya.
Veinticinco años después de esa fracturade 1994, el PRI encara de nueva cuenta un dilema: mantener el neoliberalismo que prohijó a López Obrador y lo llevó a Palacio Nacional o buscar un replanteamientodel discurso social histórico que ya lo tiene Morena-AMLO. Si Alitodefine un discurso social realista, el PRI tendría posibilidadesde recuperar espacios; si Narro mantieneel proyecto neoliberal salinista, el PRI podría norepetir la hazaña de Peña Nieto de recuperar la presidencia luego de dos sexenios panistas y se iría extinguiendo como el PRD porque los priístas sociales terminarían por pasarsea Morena.
El escenario estratégicodel PRI no parece ser entendido por Salinas-Peña, ni por los priistas que buscan el voto de la militanciaque nunca existió sin control. Y a Alitole falta definir su proyectoque aísle a López Obrador en el populismo asistencialista que suele tener plazos cortos por crisisen las variables macroeconómicas.
La candidatura de Narro representa a los priístas que hundieronal PRI en el altísimo costo social de las políticas neoliberales y que echarona las bases sociales del PRI a los brazos de Morena. La próxima dirigencia del PRI se moverá en un escenariode recuperación de lo perdido o la disminución a su mínima expresión. La base morenista es de 15 millones de votos; los 15 que sumó en el 2018 fueron de priístas desencantadoscon la figura de José Antonio Meade Kuribreña como garantede la continuidad neoliberal. Recuperar una buena parte de esos 15 millones sería –o debería serlo– la metade la próxima dirección del PRI y nola de mantener el control del partido por Salinas de Gortari y Peña Nieto.
De ahí que en la elección del PRI no haya más que dospropuestas reales: el neoliberalismosalinista-peñista con Narro o la generación de políticos no-neoliberales posterior al 2000 con Alito.
Noticias desde EE. UU.1) El investigador especial contra Trump, Robert Mueller, la está haciendo cardiaca. Debe entregar ya su reporte, pero acaba de informe que esta “muy ocupado”. Todos indica, que el informe será un “parto de los montes”. 2) El líder laborista de Gran Bretaña, Jeremy Corbyn, casado con una mexicana, ha entrada de lleno en la llamada “izquierda” demócrata estadunidense, sólo que lo atacan por antisemita. Una revista publicó la portada de un diario inglés en donde Corbynrinde homenaje al comando terrorista palestino que asesino a atletas judíos en las Olimpiadas en Munich en 1972.
Política para dummies: La política se nutre de la realidad, lo demás es… ilusión.