Murat aprueba referéndum del III Informe; gabinete, no: Alfredo Martínez de Aguilar

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* Seguimos sumando asesinatos, incluso de Agentes Estatales de Investigación y de Policías Preventivos masacrados arteramente; y sigue el caos vial por bloqueos de calles y carreteros.

* Indigna e irrita al pueblo el comportamiento infumable de los funcionarios, caracterizado por la soberbia. El pueblo no perdona los desplantes de arrogancia de los servidores yupis y yopes.

 

A sus 44 años, Alejandro Murat enfrenta el mayor reto hasta ahora en su joven vida: seguir creciendo para jugar en la gran liga de la política nacional o dejar ir la oportunidad de hacerlo.

No obstante su juventud, el gobernador no se puede dar el lujo de permitir que la ineptitud, soberbia y corrupción de sus amigos yupis y yopes, pongan en riesgo su proyecto nacional.

A la mitad de su gobierno, el desafío es convertir éste en la medida de su éxito o fracaso. Como capitán de la nave está obligado a tirar el lastre de sus amigos yupis para arribar a buen puerto.

A querer o no, el Tercer Informe es un referéndum popular. Con discutible calificación, porque los indicadores de la medición del desempeño están sujetos a interpretación subjetiva o de mala fe.

El gobernador lo aprueba. Tiene razón al decir que estamos en la ruta correcta. Hay logros en su gobierno, aunque no se reconozcan por algunos. Ha cumplido 301 de 600 compromisos.

Importante es el respaldo nunca antes visto del presidente Andrés Manuel López Obrador. Esperamos que en los próximos tres años se intensifiquen las acciones de los grandes proyectos.

Es indispensable hacer realidad los grandes proyectos como el Corredor Interoceánico, las dos supercarreteras a la Costa y al Istmo de Tehuantepec, el libramiento sur y el centro cultural.

Si bien el gobernador aprueba el reciente referéndum, no así la falta de trabajo y resultados de la mayoría de los integrantes del gabinete legal y ampliado. Es evidente, está a la vista de todos.

Los resultados del balance son negativos en áreas estratégicas y triplemente prioritarias, sobre todo, en planeación, seguridad pública, cabildeo y operación política, y el abandono del campo.

Urge un golpe de timón en el gabinete y un manotazo de Murat en el escritorio para dar las gracias y becar a sus amigos yupis y yopes. Saldrá más barato y no seguirán haciendo daño a Oaxaca.

No está a discusión que los cambios en el gabinete deben hacerse en función de las coyunturas y necesidades del momento, no a contentillo de grupos, actores políticos, ni mediáticos.

Pero no hay que olvidar que seguimos sumando asesinatos, incluso de Agentes Estatales de Investigación y de elementos de la Policía Estatal Preventiva, masacrados arteramente.

Es inocultable la creciente inseguridad y cada vez más brutal violencia en la entidad oaxaqueña, incluso en las calles del Centro Histórico, con el modus operandi colombiano, en motocicleta.

El arzobispo Pedro Vázquez aseguró que en Oaxaca se sigue viviendo con mucho miedo y terror; aunque se quiera hacer creer que hay paz y tranquilidad, es mentira. No es cierto que esto ocurra.

La falta de cabildeo y operación política mantiene sumido en el caos vial a los oaxaqueños de las diversas regiones por los cotidianos bloqueos de calles y carreteros y toma de casetas de peaje.

A ello se suman escándalos públicos y notorios de probable corrupción de funcionarios que deben ser exhaustivamente investigados por la Secretaría de la Contraloría y la Fiscalía Anticorrupción.

Lamentablemente, hasta ahora ambas instancias al igual que el Órgano Superior de Fiscalización del Estado y la propia Cámara de Diputados del Congreso del Estado, han sido omisos o cómplices.

Murat tiene claro su proyecto de gobierno por su formación académica en Derecho corporativo, fiscal, financiero y de propiedad, Relaciones Internacionales, Banca y Finanzas Internacionales.

El mayor problema que enfrenta al iniciar el declive de su administración, es el valemadrismo de sus amigos y colaboradores más cercanos yupis y yopes. Le sabotean enemigos y traidores.

No entienden su visión global desde lo local. Cuesta trabajo entender la trascendencia de la frase “Más Oaxaca en el mundo y más mundo en Oaxaca”, no es simple retórica ni menos demagogia.

Es la visión que le da haber hecho dos maestrías en la Universidad de Columbia, Nueva York. Y colaborar con Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía y tener encuentros con Paul Krugman.

El gobernador Alejandro Murat es un convencido que aquello que no se mide, no se puede comparar y no se puede evaluar. Ciertamente, todo lo que no se mide no se puede gerenciar.

Los procesos exitosos que integran un sistema de medición son: Planificación, Presupuesto y asignación de recursos, Información, Seguimiento y control, Evaluación y Compensación.

La razón de ser de un sistema de medición es en consecuencia: Comunicar, Entender, Orientar y Compensar la ejecución de las estrategias, acciones y resultados de la empresa o del gobierno.

Si no se mide lo que se hace, no se puede controlar y si no se puede controlar, no se puede dirigir y si no se puede dirigir no se puede mejorar. La medición del desempeño, evalúa, ajusta y regula.

Un grave problema en el gobierno de Murat es la soberbia mayúscula de yupis y yopes; ineptitud por ineficiencia e ineficacia, como modalidad de corrupción al cobrar sin dar resultados.

Además, indigna e irrita al pueblo el comportamiento infumable de los funcionarios, caracterizado por la soberbia. El pueblo no perdona los desplantes de arrogancia de los servidores públicos.

 

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.com

@efektoaguila

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