“ A mayor calidad de la democracia, mayor garantía de la libertad de expresión.”
Homero Campa.
A través de la historia de nuestro país, se ha demostrado que el papel de los medios de comunicación y los comunicadores, han sido determinantes para el avance de nuestra democracia.
Sería equivocado suponer que la libertad de expresión y de prensa en México estuvo restringida del todo o que la característica dominante en la relación entre los medios y el régimen fue la censura. Éstas serían apreciaciones erróneas acerca de la compleja relación entre los medios y el régimen. Por un lado, si bien existieron instrumentos legales para determinar límites en los contenidos radiofónicos, el Estado nunca tuvo —y hoy es materia de debate por su alto costo— la capacidad efectiva para supervisarlos. Por el otro, siempre fue posible ejercer cierta crítica y debatir abiertamente sobre distintos asuntos de interés público, mientras no se cuestionara la legitimidad del régimen. (Guerrero, 2010, p. 234) (1)
Nuestra Carta Magna en su artículo 6 no sólo garantiza el derecho a la libertad de expresión al establecer que la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa y, que toda persona tiene derecho a buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole por cualquier medio de expresión. Dispone además, que es obligación del Estado garantizar el derecho a la información de la ciudadanía de forma plural y oportuna.(2)
Para el Maestro en Periodismo y Asuntos Públicos por el Centro de Investigación y Docencia Económicas –CIDE- y Coordinador de Información Internacional de la Revista “Proceso” Homero Campa, la libertad de expresión a través de los medios de comunicación, también es un elemento por el cual podemos evaluar la calidad de nuestra democracia; a mayor calidad de la democracia, mayor goce de la garantía.
Durante décadas se pugnó por una mayor y mejor calidad de la información, lo que trajo como consecuencia asumir un compromiso de quienes hicieron de este derecho una profesión, avanzando con ello hacia una independencia gubernamental y aportando con ellos un mayor conocimiento de los actos públicos para el interés colectivo.
La evolución de los medios de comunicación es permanente, pasamos de contadas casas editoriales y referentes de opinión nacional, a un ilimitado número de medios electrónicos y al descubrimiento de nuevas generaciones de analistas.
La existencia de las redes sociales ha permitido que nos enteremos de sucesos que antes llevarían más tiempo o permanecían casi en el anonimato; existe una crisis mundial de la prensa escrita, pero el periodismo de investigación jamás podrá ser superado por un análisis de 140 caracteres.
A pesar de los avances, temas de interés colectivo como la inseguridad, el narcotrafico o la política, han sido de dedicación exclusiva por parte de algunos profesionales de la comunicación, lo que si bien les ha llevado a un reconocimiento público –incluso algunos premios por su labora periodística -, tambien les ha generado perdidas económicas, laborales, incluso, la muerte.
A través de la historia, no sólo hemos tenido perdidas humanas para gozar de una mayor libertad de expresión, hoy, de forma lamentable también las hay para limitar el derecho a la libertad de opinión, pero lo más grave, provocar la perdida de un derecho colectivo que es determinante para alcanzar una mejor calidad de la democracia en nuestro país, provocado por quienes prefieren contener a la sociedad en un status quo dependiente que aportando elementos que promuevan una independencia en su toma de decisiones.
Los elementos que rondan en contra de la libertad de expresión, ya no son un asunto de garantías legales ni de competitividad, están impactando de forma directa en la industria de la comunicación, en los profesionistas que colaboran en ella y en quienes han hecho de ésta su única fuente de ingresos; de continuar o incrementar la intensidad de los impactos corremos el riesgo de vernos sumergidos en un espacio de opiniones dirigidas o tendientes a temas baladíes e intrascendentes.
(*) El autor es egresado de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y realiza estudios de Análisis Político en el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Correo Electrónico: adancordovatrujillo@gmail.com
Referencias Bibliográficas:
1.- Loaeza, Soledad, et al. (2010) Los grandes problemas de México. El estado y los medios: las bases de la relación, 1ª. Ed., México, El Colegio de México, 2010.
2.- Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión (2017) Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Recuperado el 05 de junio de 2017, de http://www.diputados.gob.mx/leyesbiblio/pdf/1_240217.pdf