La marcha de la inconformidad: Luis Octavio Murat

no me veras

“Quien oprime demasiado la teta para sacar de ella leche, calentándola y atormentando, saca manteca; quien se suena demasiado fuertemente, se hace sangre; quien oprime demasiado a los individuos, excita revueltas y sediciones”. Salomón.

Continúan los “dimes y diretes” acerca de la marcha de 15 mil personas que partieron del Ángel y llegaron al Monumento a la Revolución. Por su parte, el Presidente no ha soltado el tema, sigue picando el avispero cuando es cuestionado sobre la marcha  para arremeter contra los marchistas de las pancartas con la leyenda: “los que votaron por AMLO no tienen cerebro”.

“No, no, no, no se midieron, es un pensamiento retrogrado, no se dan cuenta que quienes padecen la enfermedad  de la corrupción deben tomar terapias”. “Por eso no voy a dar ni un paso atrás: me quiebro, pero no me doblo”. “No soy monedita de oro, para caer bien a todos”, dijo el Presidente.

Y continuó, “Imagínense, tantos años de lucha para terminar como un mediocre, que yo me vaya a la historia, “al basurero de la historia”. No”.

Parafraseando, lo mismo a Cuco Sanchez con la monedita de oro, que, a Marx y a Trotski, con el basurero de la historia, el Presidente siguió el hilo cuando el pasado domingo 15 mil personas marcharon para manifestar su desacuerdo con la gestión del Presidente en lo que se refiere a la economía y a la inseguridad, marcada por una desbordada violencia, que día a día, cobra más vidas. Violencia, inseguridad e incertidumbre va en aumento notablemente.

En la primera “marcha de la inconformidad”, destaca que las 15 mil personas que protestaron conforman las clases media  y alta; académicos, profesionistas, gente de negocios, estudiantes, familias, parejas jóvenes y maduras, en fin, clase media media, de medio y alto ingreso. Gente que a diario hace al México que va a la escuela, a las universidades, gente que aprende, estudia y enseña; que día a día abre negocios, que compra y vende para darle vida a la Ciudad y al País con trabajo y dinero, que paga impuestos, que no se roba la luz con “diablitos”, que no ocupa las banquetas para vender sin pagar impuestos, que no es acarreada, que no levanta el brazo para votar en la plaza pública, es gente que usa el cerebro.

El pasado domingo se manifestaron personas que pudieron educarse aprovechando las oportunidades, dedicando su entrega y esfuerzo,  ya que “…la escuela no existe al margen de la vida, de la política, porque eso es puro embuste e hipocresía; la educación es un proceso largo y difícil, que no se consigue con decretos” (Lenin. T.28. P. 79).

Eso tiene un gran valor cívico, y lamentable es que, Javier Jimenez Espriú, al ignorarlo lanzara la irónica burla: “Nunca pensé que todos los que están contra AMLO fueran a la marcha, pero si…” ¡FUERON TODOS!

Lejos de trabajar para la unidad de la nación, parece que la división  es el común denominador que más conviene. No hay día en el que no se hable de nosotros y ellos, nosotros y la mafia del poder; nosotros y nuestros adversarios…

La división es evidente, pero sorprende que se fomente desde la cúpula del poder; machacar en ello tiene sus peligros, según Locke en el <<Ensayo sobre el gobierno civil>>  “… la inercia natural del pueblo no lo induce a rebelarse más que en último extremo. Además, cuando el fardo del absolutismo se hace demasiado insoportable, no hay ya teoría de la obediencia, por insidiosa que pueda ser, que se sostenga: “…un pueblo generalmente maltratado contra todo derecho se cuidará de no dejar pasar una ocasión en la que pueda liberarse de sus miserias y sacudir empezado por el yugo que se le ha impuesto con tanta injusticia”.

En consecuencia, lo importante, lo prudente sería trabajar para terminar con la división que se profundiza deteniendo la violencia, los crímenes que se multiplican, la inseguridad que invade con miedo y temor a la nación; serenar la economía, toda vez que el país descendió del lugar 17 al 25 como país de riesgo en inversión y confianza y la bolsa de valores lleva 11 días de pérdidas.

De no hacerlo, sí existe el riesgo de ir a parar al “Basurero de la historia” junto con el lumpen del que hablaba Marx.

@luis_murat

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