El modelo originalde la Guardia Nacional era el ideal: un cuerpo civil con estructuras militares, pero operativos policiacos para aplicar leyes civiles. La crisisen el trato a los policías federales que tienen años de actividad –con saldos buenos y otros muy malos– está dejando a la Guardia como un cuerpo militar.
La parte más importante de la Guardia en funciones, sin embargo, noradica en su perfil civil o militar, sino en sus limitadasfunciones: fuero federal, acotamiento de derechos humanos, no uso de fuego letal, vigilancia de proximidad, inteligencia controlada y experiencia militar utilizable en disciplina y valores y noen capacidad operativa.
Lo que queda por saber se localiza en conocer las intenciones originariasde las autoridades de seguridad: manejar la organización operativa de la Guardia en la conformación de su personal de base conposibilidades de usar a personal policiaco utilizable o llevar las cosas a una crisisde relaciones de derechos laborales para evitarque los policías civiles llegaran a la Guardia.
El problema, de todos modos, se ha complicado porque nose trata de una militarizacióncomo la existente en los gobiernos de Calderón y Peña Nieto: participación operativay de fuego de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública por la actuación criminal en situaciones de seguridad interior. La respuesta de fuerzas del Estado logró descabezara los principales cárteles, aunque faltaron las acciones de seguridad para desmantelarlas bandas en sus fuerzas operativas, de recursos y de corrupción social y política.
A la Guardia Nacional están llegando policíasmilitares y navales con formación y disciplina castrenses, pero sinexperiencia operativa. La labor de estos cuerpos internos es similara la de los policías civiles: mantener el orden en instalaciones, perseguir militares que hayan cometido delitos o insubordinaciones y sobre todo mantenimientodel respeto a las leyes militares. Los militares operativos están preparados para la guerracontra el enemigo.
Pero existe una diferenciano explicada en todo el proceso de organización de la Guardia: los policías militares y navales notienen experiencia en trato a delincuentes civiles, no tienen una formación práctica en leyes civiles escurridizas, confusas y estimuladoras del delito y las nuevas leyes de la Guardia han sido más que insistentesen el respeto a los derechos humanos que en combatir a delincuentes. Un policía civil está capacitado para recibirinsultos y golpes de ciudadanos y malhechores y usan la fuerza con temor de ser acusados de brutalidad policiaca. Los policías militares y navales sólocumplen la ley con uso de la fuerza superior a la de los presuntos delincuentes.
En la conformación de la Guardia faltóun modelo de interrelación cívico-militar, si acaso hubo alguna vez intención verdadera de mantener policías civiles en el nuevo cuerpo. Era más rápido que los policías civiles se ajustarána las nuevas estrictas leyes de funcionamiento de la Guardia con mandos militares, que los militares entendieranla flexibilidad amañada de las leyes civiles que suelen beneficiar al delincuente y están redactadas para ser violadas con impunidad.
Ahora viene la parte más compleja: si en verdad la Guardia será un cuerpo civil con estructuras militares disciplinarias y de valores, entonces debe venir un proceso de contratación de nuevos policías civiles que tendrían que pasar por entrenamientos y capacitaciones estilo castrense para crearuna nueva conciencia policiaca. El problema, sin embargo, es que se necesitarían alrededor de ocho a diez años para forjarun nuevo policía civil con ejes militares.
Nadie duda que muchos de los policías civiles estaban ya maleadosy no iban a poder pasar los filtrosde capacitación militar. Pero la forma en que se inicio el proceso descuidó las relaciones laborales y llevó a la crisisde la semana pasada con la insubordinación de policías, la mayor arte de ellos sinentender lo que estaba en juego. La falta de una estrategia gubernamental escaló la confrontación entre policías y autoridades de seguridad y llevó la crisis a la orilla de decisiones represivas que terminarían por liquidarel nuevo modelo de seguridad pública. La tentación de usar militares para desalojara los rebeles de instalaciones policiacas hubiera llevado a una represión brutal con altoscostos de imagen pública.
Al final, el principalproblema radica en la conformación de personal policiaco civil dentro de la Guardia, a partir del hecho de que como cuerpo sólo militar nofuncionaría para los planes de combate a la inseguridad. Una Guardia sinpersonal policiaco civil sería en los hechos un brazode las fuerzas armadas que, en realidad, éstas nonecesitan.
Lo que quedó en el ambiente de seguridad es la pista de que la Guardia pudo haber falladosu concepción original, que el Estado federal sigue necesitandode una policía federal civil –con entrenamiento y valores militares– y que las fuerzas armadas de combate deben seguir apoyandooperativos de lucha a los cártelesdel crimen organizado.
Política para dummies: La política es lograr los objetivos reales, no las ilusiones justificatorias.