Aunque en el mundo del crimen organizado poquito es mucho, los EE. UU. tendrían que dar aún muchas explicaciones sobre el reo que vivió años en Miami: el sistema de inteligencia le dio a Genaro García Luna como funcionario de seguridad información privilegiada de inteligencia de muchas oficinas del ramo: Pentágono, Seguridad Interna, CIA, FBI, DEA, Secretaría de Justicia, agencia de inteligencia militar, Agencia de Seguridad Nacional.
García Luna formó parte de todo el sistema mexicano de inteligencia: CISEN, PGR, PFP, Judicial Federal, AFI, SSP y servicios no oficiales a la presidencia de la república. A través de esos cargos, García Luna tuvo acceso a todo el sistema de seguridad nacional de los EE. UU. y Occidente, mientras, según lo informó la fiscalía en el momento de su arresto, servía a los intereses de El Chapo Guzmán y del Cártel del Pacífico.
En esos años, García Luna fue consentido por los servicios de seguridad de los EE. UU. y debió haber aprobado todos los filtros de seguridad para darle acceso a información privilegiada sobre la seguridad nacional de los EE. UU. En este sentido, la fiscalía de Brooklyn debiera de aclarar qué tipo de investigación hicieron ahora sobre García Luna y si tienen probado que el funcionario sólo sirvió a El Chapo y a El Mayo Zambada durante su cargo de Secretario de Seguridad Pública del gabinete del presidene Calderón.
Y el servicio de inteligencia y seguridad nacional de México, a su vez, también debiera de aportar información sobre los intereses personales de García Luna. Si el presidente Calderón dice hoy que no estuvo enterado de los negocios secretos de su principal funcionario de seguridad, entonces debiera reconocer su falla garrafal y asimismo debiera revisar qué tipo de información tuvo en su poder García Luna, lo mismo del ámbito institucional que del espionaje personal que dicen que practicó sobre sus amigos y adversarios como seguro de vida. El error en el conocimiento de García Luna en los hechos inhabilita a Calderón de cualquier tipo de actividad política e institucional.
En un proceso más estricto, los EE. UU. también debieran revisar e informar de todos los casos en los que estuvo involucrado García Luna como agente del CISEN, director de la Agencia Federal de Investigaciones y secretario de Seguridad, para poder tener una dimensión clara del daño provocado por el exfuncionario mexicano en los servicios de seguridad de los EE. UU. Ahora que la Casa Blanca tiene en su agenda declarar narcoterroristas a los cárteles mexicanos de la droga se hace urgente, más que nunca, saber si García Luna estuvo en esas actividades terroristas que los servicios de seguridad estadunidenses le acreditan al Cártel del Pacífico.
En el sospechosismo que anima los servicios de inteligencia y seguridad nacional estadunidenses, entonces tendrían razones para suponer posibilidades de que García Luna hubiera usado parte de la información no sólo para servir al cártel de El Chapo, sino para venderlo a China, Rusia e Irán y sus satélites, como lo hizo en 1982-1984 José Antonio Zorrilla como director de la Federal de Seguridad. Son suposiciones que en los servicios de inteligencia estadunidenses son de librito u obligatorias, aunque nada hubiera para suponerlo.
En el escenario de las dudas razonables, el gobierno de los EE. UU. permitió que García Luna fijara su residencia en Miami, cuando las sospechas de sus relaciones con cártelesmexicanos venían desde muy atrás. O el gobierno estadunidense quería tenerlo cerca en lo que se integraba su carpeta de investigación o con la ingenuidad que da la complicidad de funcionarios de seguridad estadunidenses vieron en García Luna a un colega a quien proteger.
Y el propio García Luna tendría sus propias argumentaciones: así como se vendió a El Chapo pudo haber sido contratado por los servicios de seguridad e inteligencia de los EE. UU. Los EE. UU. no aceptan que cualquier funcionario extranjero tenga acceso a sus estructuras de seguridad sin antes pasar por filtros y compromisos secretos. Un exagente de la CIA reveló que directores de la Federal de Seguridad, altos funcionarios y hasta presidentes mexicanos recibían sueldos de la CIA en los sesenta y setenta.
Y queda al final la posibilidad de que El Chapo y El Rey Zambada demanden a García Luna por incumplimiento de contratos verbales –dinero a cambio de impunidad—, porque ayer Indicador Político publicó datos duros de que el cártel de El Chapo fue el más golpeado por el ejército, que El Chapo fue capturado dos veces en el sexenio de Peña Nieto y extraditado a los EE. UU. donde lo condenaron a cadena perpetua… y entonces García Luna no sirvió para nada.
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