Ante la incapacidad de construir alianzas electorales, la oposición política y social ha planteado un retroceso: la construcción de frentes cívicos plurales de élites, pero sin influir en la sociedad por la aprobación presidencial de 68% que determinaría la elección presidencial de 2024.
Los frentes cívicos fueron una salida ante la estrechez del sistema de partidos hasta los ochenta. Pero luego de dos presidencias panistas y un regreso del PRI a Los Pinos, el escenario del Frente Cívico Nacional consolidado el sábado 27 de noviembre presentó un panorama deprimido: personalidades de la sociedad civil que han fracasaron en su incorporación a la alianza opositora legislativa Sí por México se unieron a figuras que abandonaron sus partidos sin representar ninguna fuerza personal, además de que en la dirigencia del nuevo grupo se coló una aliada del encarcelado Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública del gobierno de Calderón.
En un enfoque realista, las expectativas del reciclado FCN no se localizan en la imposibilidad política de construir una opción presidencial ante los candidatos del presidente López Obrador ni lograrán una figura que pudiera competir con algunos de los cartuchos quemados que prepara la alianza PRI-PAN-PRD-Coparmex-Claudio X. González, si acaso esta mezcla extraña de intereses logra conjuntar algún candidato presidencial común.
En todo caso, el FCN estaría construyendo un grupo de poder para acceder a candidaturas plurinominales para el Congreso en 2024 en algunos de los partidos chicos que necesitan figuras, luego del fracaso del proyecto Futuro 21 que buscó el mismo objetivo en las elecciones legislativas de 2020 ante la cerrazón de los partidos ante extraños y su prioridad de repartirse en su propia élite los pocos espacios legislativos.
Un ex presidente del PRD, un expresidente del PAN, una excandidata presidencial, una aliada de García luna, un destacado defensor de Derechos Humanos y un exdirigente estudiantil de CEU-1986 representan un liderazgo hoy cívico a pesar de haber participado de manera importante en la estructura del viejo sistema de partidos.
La creación de otro frente cívico que compita con agrupaciones partidistas y legislativas existentes solo está fragmentando la pluralidad desorganizada de la oposición política, partidista y social y está exhibiendo la incapacidad para aprovechar las oportunidades de alianzas reales contra Morena.
La agenda del FCN presentada en sociedad del sábado pasado planteó el despropósito de un candidato común de la oposición y delineó una agenda de reformas que de manera obligada tendrían que darse en alianzas opositoras legislativas por la necesidad de modificar leyes.
El FCN dejó la impresión de aspirar a un espacio de intermediación entre los partidos registrados y operantes en el congreso y las diversas formas de organización primaria o especializada de partes importantes de la sociedad civil. Pero en todo caso, la viabilidadde esa autopropuesta de mediación es menor a la supuesta por los promotores, en tanto que exmilitantes, exlegisladores y ex dirigentes de partidos registrados hoy buscan representar a la sociedad civil para negociar con los partidos que los echaron de sus filas.
De ahí la percepción de que el FCN sea una mala copia del modelo del Grupo San Ángelque operó en 1994 –Jorge G. Castañeda, et al.– como bloque de nombres importantes de la vida pública nacional, que creó el escenario estridente de choque de trenes en las elecciones de agosto y que se propuso asesorar de manera indirecta al presidente Salinas de Gortari en la gestión de la crisis de ese año y sus dos signos ominosos: el tiempo del colapso entre el alzamiento guerrillero del EZLN en Chiapas que fue neutralizado por una audaz maniobra de Salinas de Gortari y Manuel Camacho Solís y el asesinato del candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio.
El FCN nació en un tiempo histórico diferente al que existió en los ochenta y noventa y será solo la evidencia del fracaso de la oposición partidista y dará sólo la imagen de figuras de la sociedad civil y mediática en busca de pequeños resquicios en las candidaturas legislativas del 2024.
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