Embajadas y consulados: el premio: Joel Hernández Santiago

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De pronto se decide que políticos que han terminado su encargo de gobierno serán ocupados en representar a nuestro país en el exterior, en embajadas y consulados. Son políticos a los que el gobierno de la 4-T quiere premiar por su solidaridad y apoyo en el resultado de las elecciones pasadas. Una forma de recompensa y resguardo; de reconocimiento y de alejamiento estratégico.

La política exterior de todo país es una parte muy importante de gobierno. Tiene que ver con la soberanía, con la presencia de un país en el mundo, con el respeto y la reciprocidad, así como también con la seguridad nacional y la defensa de los intereses nacionales y su integridad.

... El intercambio comercial; el canje de sabiduría y de conocimientos; la divulgación de la cultura y el orgullo nacional. Lo es también para dirimir diferencias por la vía diplomática, en base a los intereses nacionales y la seguridad de mexicanos en el extranjero, en nuestro caso: Es, a fin de cuentas, México en el extranjero.

Esto y más es parte de una buena política exterior. “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz”, escrituró el muy de moda Benito Juárez. Él mismo tuvo un embajador de primerísima línea en Estados Unidos: Matías Romero, oaxaqueño ilustre, también.

Y para formar a estos representantes de México en el extranjero, embajadores, cónsules, diplomáticos, ejecutivos de distintas áreas de la política exterior, hay instituciones académicas y de investigación muy especializadas. Aquí está, por ejemplo, el Instituto Matías Romero que depende de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Está la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que tiene dentro de sus carreras y especializaciones la de asuntos internacionales; está El Colegio de México, en donde se forma a expertos en política exterior y diplomacia. Y muchas más instituciones educativas en todo el país. Muchos de ellos, incluso, especializados en el extranjero en niveles de posgrado.

El acopio del ejército de representantes de México debe ser de ahí; y de los experimentados que ya están en la SER: embajadores, diplomáticos, especialistas en distintas materias como el área comercial, derecho internacional, seguridad, el tema legal, crimen internacional, temas sociales, culturales. Todo para garantizar el resguardo en México, en el exterior y desde el exterior.

Es cierto que en el pasado se han incorporado a esta tarea figuras de muy alto nivel intelectual y prestigio público. Embajadores han sido Octavio Paz, Alfonso Reyes, Rosario Castellanos –escritora-... y más, que han dado lustre por su reconocimiento mundial en su disciplina de origen. Y muchos más de carrera que lo han hecho de una manera distinguida y benéfica.

Pero resulta que por estos días se han anunciado nombramientos para ejercer como diplomáticos o cónsules a políticos desempleados cuyo origen y mérito radica en el apoyo político y electoral que brindaron a la 4-T en las elecciones recientes.

Su origen es de distintos partidos políticos, aunque en todo caso esto es irrelevante porque lo mismo llegaron al poder con un membrete pero lo cambian ya, con toda facilidad, para ocupar estos cargos. Lo que hace recordar a Groucho Marx: “Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”.

Así que de pronto, sin mediar experiencia o capacidad académica y profesional, hace unas semanas el presidente de México anunció que había propuesto al gobernador saliente de Sinaloa, Quirino Ordaz, del PRI, como nuevo embajador de México en España. Antes tendría que correr un trámite y, siguiendo la regla de la discreción, conocer la opinión del país receptor. No ha ocurrido tan así.

Ya antes se había nombrado, sin experiencia en materia diplomática, a Josefa González Ortiz como embajadora de México en Reino Unido; a Isabel Arvide como cónsul en Estambul, Turquía; a Esteban Moctezuma Barragán como embajador de México en EUA...

... Por ahí de febrero de este año mencionó a otros dos políticos de su gobierno para ocupar representaciones en el exterior: Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez para Nicaragua y Francisco José Quiroga Fernández en Alemania. Cabrera Rodríguez se tituló como licenciado en Antropología Social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

“En unos días más voy a dar a conocer que van a representar a México en embajadas y consulados exgobernadores y dirigentes de distintos partidos y ciudadanos sin partido”, dijo el mandatario federal durante la mañanera del jueves 14 de octubre, en Palacio Nacional. ”Todos los que quieran contribuir a ayudar a la transformación del país, tienen las puertas abiertas. Mujeres y hombres honestos, con deseos de servir” dijo.

En general “los premiados” son ex gobernadores o ex funcionarios que contribuyeron para que sus estados votaran en mayoría por Morena y sus coaliciones. Y en algunos casos son ex gobernadores y ex funcionarios que provienen de estados en los que la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico son parte de ese panorama extremo del país...

Es de ahí de donde podría nutrirse la política exterior mexicana. El gobierno de la 4-T ni por asomo considera que muchos de los diplomáticos de carrera de la Secretaría de Relaciones fueron capacitados y tienen una enorme experiencia en materia exterior y diplomacia, a las que contribuirían para enaltecer y defender con herramientas bien utilizadas a los intereses nacionales fuera de México.

Marcelo Ebrard, el canciller mexicano obedece y calla. La política exterior de México con calidad, experiencia y profesionalismo es lo de menos para él. Su futuro como aspirante presidencial es su prioridad.

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