Ayer, muy de mañana, me llamó un sabio amigo y leal consejero (además de cómplice activo en algunas de mis decisiones políticas) para ponderar su coincidencia con mi video columna. Ya para despedirnos, me preguntó ¿Ya viste la foto de Peña, Slim y Leonardo Di Caprio? Van a proteger a la Vaquita Marina que está en extinción, lo cual es correcto, va con la vocación del gran actor; pero a la vez es una muestra del surrealismo mexicano. Se les está deshaciendo el país entre las manos, la cocina incendiando, estamos al borde de pasar a ser un narco estado, de hundirnos como el Titanic y ellos felices de ambientalistas. La reflexión, si bien me pareció de lo más certera, también me hizo pensar que alguna vez se vale abstraerse de la realidad y filosofar sobre otros temas, que cruzan el surrealismo de nuestras vidas, como lo son el amor y la pasión. Así que al comenzar a teclear, decidí dejar para el lunes el tema que había pensado abordar.
“El Secreto de sus Ojos” es una película argentina basada en la novela “La Pregunta de sus Ojos” de Eduardo Sacheri. Ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2010.
La trama trata sobre Benjamín Espósito, que en 1999, siendo un agente judicial jubilado, decide regresar a Buenos Aires y recuperar el pasado escribiendo una novela; intención que revela a Irene, quien sonriendo lo cuestiona ¿Qué sabes de escribir novelas? Dando inicio al reencuentro; 25 años atrás, en 1974, compartiendo escritorios y una vieja máquina de escribir, al lado de su amigo Pablo Sandoval, alcohólico y de fina ironía, de pronto vieron llegar a Irene Menéndez Hastings, la nueva Jefa del Departamento, una joven de clase burguesa, bella, de cautivadora mirada, de quien se enamora apasionadamente al sólo verla. A los pocos días, contra su voluntad, Romano, un prepotente compañero, le delega la investigación de un asesinato. Benjamín se resiste y con enfado se traslada a la escena del crimen; al entrar a la habitación se encuentra con el cuerpo desnudo y violado de una bella joven, Liliana Coloto de Morales; Benjamín la mira tendida y se impresiona, calla, piensa, se ausenta y decide hacer suya la investigación. Sin embargo Romano, al darse cuenta de su interés, la retoma, apresa a dos albañiles, los acusa y cierra la causa.
Ya comprometido emocionalmente, Benjamín continúa investigando. Se pasa largas horas con Ricardo Morales, esposo de Liliana, a quien amaba con pasión desmedida, hablando de los posibles motivos, de los entornos de su muerte; Ricardo no quiere pena de muerte para el asesino, sino prisión perpetua; así, una tarde Ricardo le muestra un álbum fotográfico, de la época estudiantil de Coloto en Chivilcoy, en las que un joven compañero, la mira con lujuria, de nombre Isidoro Gómez; Benjamín pide reabrir el caso y se lo niegan; aun así contraviniendo, deciden seguir la pista y con Pablo Sandoval se traslada a Chilvicoy, a la casa de Isidoro donde vive su madre, entran subrepticiamente, solo encuentran unas cartas a su madre, que Sandoval se lleva; días después son descubiertos, Sandoval además se había emborrachado; Irene llama a Benjamín y le dice que consiguió que no los suspendieran “usando su sonrisa irresistible”, él le pregunta “Perdón, ¿Cuál es su sonrisa irresistible? Porque no la conozco”; ella responde “es lógico, la uso sólo con mi novio”.
Pasan meses, y la pasión de Benjamín aumenta por Irene, a quien por ser su superior y de otra clase social no se atreve a confesarle su amor. Sin darse cuenta que ella también, aún comprometida para casarse, siente lo mismo; un día por casualidad –Benjamín- se encuentra a Ricardo Morales sentado en el andén del tren, esperando ver aparecer al asesino, va todos los días saliendo de trabajar, martes y jueves a una, lunes y miércoles a otra; impresionado con la pasión con que Morales insiste; Benjamín, le pide a Irene hablar a solas, ella entre sorprendida y emocionada asume que finalmente Espósito le confesará su amor, se sienta, lo mira, sonríe y le dice “¿y?”; Benjamín argumenta “ayer me pasó algo que estuve pensando toda la noche y no pude dormir. Pensé en usted, cuando uno ve las cosas de una manera diferente, cuando ve a otro y lo que le pasa a otro, llega uno a ver su propia vida”; Irene, con la pasión desbordando su mirada, le pide “siga”; el continúa “y me dije , yo tengo que hablar con Irene, capaz que me saca, que me quiere matar, pero tengo que intentarlo”; en este momento Irene, esperando, lo que suponía esperar, le pide “espera un minuto voy a cerrar la puerta”; se para y al hacerlo, mete el cuerpo Pablo Sandoval, ella le dice estoy ocupada y Pablo responde “me mandó traer Espósito”; Irene sorprendida por el giro, se sienta y Ricardo aclara que le pidió a Pablo estar presente para hablar los tres y comienza a contar de su encuentro con Morales en el andén y pregunta ¿Sabe lo que estaba haciendo?, ella con ironía responde “Perdón, no tengo bola de cristal”.
Sin percibir la molestia de Irene, Benjamín narra lo que es el drama de ellos también: “Usted no sabe lo que es el amor de ese tipo, conmueve, como si la pasión por esa mujer, su muerte lo hubiese dejado ahí detenido para siempre, en un estado de amor puro. ¿Usted se imagina? Lo que es amar a una mujer así, sin el desgaste de lo cotidiano”; Irene revira “Lo dirá por usted, porque a mí no me pasa”; al final del encuentro, el expediente vuelve a la mesa. Días después, en el bar, Pablo le dice a Benjamín, “Tú podrás hacer cualquier cosa para ser distinto, pero hay una cosa que nadie puede cambiar, ¡nuestras pasiones!, yo la sigo cagando en este tugurio de mierda que me apasiona, tú no te puedes sacar de la cabeza la pasión por Irene y ella tiene cada vez menos ganas de casarse y ambos siguen esperando, el milagro de que sus pasiones coincidan…y al que buscamos, analizando sus cartas donde menciona nombres y nombres, todos son de jugadores del Racing, ¡el Racing es su pasión! Ahí, en ese estadio lo vamos a encontrar”. Y lo encuentran, lo apresan, lo condenan y Romano lo libera y lo convierte en guardia de Isabel Perón; Gómez pretende matar a Benjamín y asesina a Pablo; Esposito tiene que irse, Irene lo despide en el andén.
Han pasado 25 años, Benjamín descubre que Ricardo Morales mantiene en prisión perpetua en una alejada finca a Isidoro Gómez; concluye la novela y va a la Corte a ver a la Ministra Irene; le dice “tengo que hablar con vos”, ella sonríe, lo mira con sus bellos ojos de color verde que adquieren un brillo especial, sonríe…se hace un silencio…se miran largamente…ella le dice “va a ser complicado”…él responde “no me importa”…Irene vuelve a sonreír y le pide “cierra la puerta”.
Es El Secreto de sus Ojos…
Es viernes. ¡Hoy toca! Diría Germán Dehesa.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh