El Salario más allá de los pesos: Carlos Villalobos

no me veras

En un mundo en donde se nos presiona a producir y a consumir a velocidades olímpicas, el trabajo, la vida adulta, el aumento de los precios y la precarización de la vida nubla nuestra visión. Pasamos de vivir a existir.

Muchas y muchos tachan a esta generación por ser “de cristal” y “no saber trabajar”, que todo queremos “gratis” y que “no sabemos lo que es bueno”, sin embargo, algo que es muy claro, es que nos ha tocado un momento histórico en donde la psique colectiva no está bien. Para muestra un botón, el Síndrome de Desgaste Profesional, mejor conocido como “Burnout”, afecta al menos a 8 de cada 10 empleados en México de acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud.

Lo anterior sin duda es el reflejo que el sector laboral mexicano no está sabiendo cómo enfrentar la situación a la que nos enfrentamos.

En redes sociales, cuando desde mi cuenta personal de Twitter he tratado de abordar el tema, normalmente recojo respuestas como “es parte del jale” o “emprende si no quieres”, sin embargo, continuar sobre ese argumento seguiría siendo evadir el problema: las y los trabajadores mexicanos la están pasando mal en sus labores.

Si quienes buscan trivializar la conversación al respecto no entienden, valdría recoger lo que la Consultora AON ha encontrado. En México se pierden alrededor de 16 mil millones de pesos directamente por el desgaste laboral, provocando problemas en sus empleados que van desde dolores de cabeza, hasta la depresión crónica.

Aunque la labor no es sencilla y representaría una labor titánica, como empleados y empleadores, tenemos que apuntar a hacer mediciones internas para entender este problema en cada contexto, medirlos y actuar en función a lo que encontraremos, siempre privilegiando entornos que promuevan la mejora del bienestar y la vida de todas y todos.

Resolver no es sencillo y aunque hay gurús que promueven que “en 3 simples pasos el problema desaparece”, lo cierto es que implica bastante disposición de todas las partes involucradas.

Recientemente he descubierto que existe el salario emocional, el cual es un paradigma que va más allá de la cantidad de ceros que abultan las nóminas de los trabajadores, este enfoque apunta a mejorar los entornos y a impulsar contextos en donde se privilegie los beneficios emocionales que las y los trabajadores obtienen “en la chamba”

“Vivir para trabajar” es algo que con el tiempo se ha derrumbado y celebro que muchas empresas en el país pongan de su parte para gestionar de mejor manera a su base trabajadora.

La pandemia nos enseñó que existe una vida más allá y un mundo que sigue corriendo a pesar de todo.

Así como promovemos mejores entornos en el mundo físico, promovamos en el mundo emocional y personal entornos donde estemos más tranquilos y tengamos mayores y mejores oportunidades de crecimiento profesional.

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