El largo proceso del Juicio Político: Luis Murat

no me veras

 “Norteamérica tiene problemas hoy, no porque su gente haya fallado, sino porque sus líderes han fallado.” Richard M. Nixon, 8 de agosto de 1968.

“Impeachment,” juicio político, destitución, desafuero o revocación de mandato es votado por el Congreso para llevar al gobernante a juicio en el Senado.

En EE.UU., Andrew Johnson, sucesor de Abraham Lincoln, fue llevado a juicio político en 1868 acusado de 11 “altos crímenes y delitos menores”, entre ellos el cese en el cargo del secretario de guerra Edwin Stanton después de que el Senado votara a favor de su reincorporación.

Se le acusó de conspiración por apoderarse de una propiedad de Estados Unidos en el Departamento de Guerra, y pronunciar tres discursos insultando al Congreso del país; como ahora lo hace el Presidente Donald Trump contra Nancy Pelosi, líder de la Cámara de representantes llamándola “loca, estúpida y deshonesta.”

También arremetió contra el ex vicepresidente Joe Biden, posible rival de Trump en las elecciones del 3 de noviembre del 2020, al que calificó de un “mal senador”. “Fue un buen vicepresidente simplemente porque entendió como besarle el trasero a Barack Obama.”

Bill Clinton, fue llevado a juicio político el inicio el 8 de octubre de 1998. El carismático Presidente demócrata fue acusado por cometer perjurio bajo juramento y obstrucción de la justicia.

Las acusaciones se basaron en el escándalo que provocó su relación con Monica Lewinsky, una becaria del Lewis & Clark College, empleada en la Casa Blanca.

Fue largo el juicio político contra Bill Clinton; declaraciones, pruebas, grabaciones telefónicas, investigaciones y desprestigio local y mundial.

“Ahora tengo que regresar a trabajar en mi discurso del Estado de la Unión. Ya trabajé en él hasta bastante tarde la noche pasada. Pero quiero decir una cosa al pueblo norteamericano. Quiero que me escuchen. Voy a decir esto de nuevo: Técnicamente yo no tuve relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky. Yo no le dije a nadie que mintiera, ni una sola vez; nunca. Esas legaciones son falsas […]”

El resultado del juicio fue que todos los representantes demócratas votaron por la exoneración de Bill Clinton, que fue absuelto de todos los cargos. Sin embargo, el daño causado por el escándalo ya estaba hecho, lo que motivó que las elecciones presidenciales del año 2000 se afectaran en perjuicio de la candidatura del Vice Presidente Al Gore, que perdió la elección frente al republicano George W. Bush, aun ganando por más de medio millón de votos ciudadanos a su adversario, pero perdiendo la elección en el Colegio Electoral y en la Suprema Corte de Justicia, que son los votos que cuentan en la singular democracia electoral estadounidense.

El Presidente Richard M. Nixon, fue llevado a juicio acusado de cometer crímenes menores.

En efecto, el Presidente Nixon ordenó espiar las oficinas del Partido Demócrata situadas en el edificio Watergate propiedad del Estado Vaticano. Sucedió que los llamados “plomeros,” fueron descubiertos e investigados por las autoridades a causa de las revelaciones del formidable trabajo de investigación periodística que realizaron los periodistas del Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, premios Pulitzer por el caso Watergate.

El juicio fue largo, tenso y duramente peleado por los congresistas y por un Presidente que sabía hacer política.

Aun así, la fuerza política del Presidente Nixon se fue debilitando al desestimar la verdad y la ruina que causa el actuar a las sombras contra los adversarios.

Finalmente, todo acabo el 8 de agosto cuando el Presidente Nixon dimitió para evitar ser desaforado de la Presidencia de Estados Unidos.

Hay algo en el proceso de desafuero de Richard Nixon que me llama la atención; el proceso que se está gestando contra el Presidente Trump, precisamente por crímenes de espionaje en complicidad con los gobiernos de Rusia, Australia y Ucrania.

Henry Kissinger aconseja a los gobernantes en “Mis Memorias,” que cuando las cosas se tornan difíciles en la política interna, es conveniente buscar un tema de política exterior, a fin de distraer la atención pública interna, sugerencia del ex Secretario Estado, que explica hoy la urgencia del Presidente Trump para que el TEMAC sea votado por el Congreso lo más pronto posible, deseo que no se va a cumplir, pues sería tanto como ayudarlo a su reelección y los demócratas lo saben bien.

@luis_murat

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