El incidente de provocaciónestimulado por el crimen organizado en La Huacana, Michoacán, probóque las fuerzas armadas prefieren la autocontención que el abuso de fuerza, sin necesidad de existir leyes al respecto.
El incidenteen que miembros de un pelotón fueron retenidos y agredidos por habitantes azuzados por delincuentes debe tener una interpretacióna favor de las fuerzas armadas. Con capacidadde respuesta mucho mayor a la agresión, la sensatez optópor respetar los derechos humanos.
Se trató de un ejemplo en el curso de una operación que debe de ser reconocidopor los legisladores que cometieron muchos excesos verbales contra las fuerzas armadas y que empujaronleyes de uso de la fuerza y de derechos humanos para los militares en la Guardia Nacional, cuando los militares han probadoen los hechos que actúan con profesionalismo.
La pasividad militar en el incidente en La Huacana refutólos falsos argumentos que se mencionaron en la discusión de las leyes de la Guardia Nacional. Es decir, que los militares tienen conciencia y una altacapacitación para detectar los derechos humanos y son capaces de autocontrol para evitar incidentes mayores.
El incidente pudo haber derivado en una tragedia; los militares no sólo tenían las armas prestas a combatir delincuentes, sino también la razónpara usarlas ante una agresión, pero los mandos del pelotón se percataron que los civiles estaban azuzados y prefirieron el templey la disciplia para evitar cualquier uso y abuso de la fuerza.
Lo menosque puede ocurrir como secuela es que los organismos de defensa de los derechos humanos reconozcanel profesionalismo de los militares frente a casos extremos y al mismo tiempo respetenla capacidad de las fuerzas armadas para dilucidar que su papel noes la represión sino el combate contra el crimen organizado en una situación de crisis de la seguridad interior.
Desde luego que pudiera ser mucho pedir una disculpaa los legisladores por la forma tan agresivaen que pusieron candados a la participación militar en labores de seguridad pública por razones de seguridad interior.
Y antesde la ley para regular el uso de la fuerza que trajo consigo en días recientes las leyes reglamentarias de la Guardia Nacional, los cuerpos militares tienen muy consolidadode cuando menos diez años su protocolo para control del uso de la fuerza y su reglamentoanti motines, ambos definidos para evitarrepresiones y para facilitar negociacionessociales y políticas.
El ejército, con su despliegue de más de 60 milefectivos en labores de apoyo a la seguridad interior en grado superior por el desbordamiento de la inseguridad pública, nonecesitó de una ley que tenía apenas horas de ser aprobada, pues no sólo han tenido capacitaciónpropia para el uso de la fuerza, sino que la Secretaría de la Defensa Nacional fue la primera institución castrense en crearuna Dirección General de Derechos Humanos, en capacitar a mandos y tropa en la materia de respetoa las garantías civiles y a la protesta social y al participar en operaciones contra el crimen organizado con una cartillapropia con los mandatos de los derechos humanos.
Lo que queda por analizar son las razonesde que poblaciones hayan preferido ponerse al lado de los cártelesdel crimen organizado y sean capaces de confrontara las fuerzas armadas tratando de provocar una masacre. Si los soldados tenían la posibilidadde usar la fuerza contra la población no sólo agresiva sino violenta, la decisión de resistirla fuerza fue una de las decisiones más complejas en la disciplina castrense.
Pero la decisión de noresponder con la fuerza a las agresiones de habitantes de La Huacana, Michoacán, mostró la forma en que el ejército está capacitadopara el uso racional de la fuerza por entrenamiento que viene desde los años noventa. En todo caso, la agresividad de los habitantes del municipio fue producto del fracasode la política, de la incapacidad de las autoridades municipales y del errorestratégico en el sexenio de Felipe Calderón de permitir las guardias comunitarias armadas que se han puesto al servicio de los delincuentes.
Y queda la absurdadeclaración del ex presidente Calderón de solicitar que se le permita al ejército respondercon violencia a los ataques, porque no hizo más que demostrar que Calderón carecíade sensibilidad de Estado para usar al ejército en labores de seguridad interior y que nosabe mas que usar la fuerza para responder a la fuerza. Si los militares hubieren respondido con las armadas, la represión hubiera sido mayor. En la formación castrense enseñan a usar la fuerza, pero también a dilucidarsi el adversario es un grupo criminal que los ataca con armas o grupos civiles azuzados.
Lo ocurrido en La Huacana, Michoacán, probóque el ejército no necesita de regaños ni de suspicacias ni de leyes coercitivas porque su actuación está autocontrolada para determinar si sus adversarios son criminales o una sociedad desorientada, Los militares en La Huacana prefinieronla pasividad y la ofensa en su contra, que el usode la fuerza contra la población civil.
Política para dummies: La política se prueba en su mejor expresión ante tensiones violentas.