Todos los recuerdos, efemérides y convocatorias del movimiento estudiantil del 68 han parcializado sus héroes civiles. Y una de las figuras emblemáticas que encaró al presidente Gustavo Díaz Ordaz el 3 de octubre: el poeta Octavio Paz, ha sido, de nueva cuenta, desdeñada.
En cambio, otra figura que se dedicó a justificar la represión y la matanza en Tlatelolco, Porfirio Muñoz Ledo, está ya encaramado en la estructura de poder del grupo disidente del PRI y que quieren apropiarse de la lucha juvenil no sólo sin haber participado, sino estando en el gobierno de Díaz Ordaz y Luis Echeverría.
Esta columna se basa en dos libros en circulación escritos por el autor de Indicador Político: El 68 no existió (disponible en Mercado Libre) y Octavio Paz y el 68. Crisis del sistema político priísta (también en Mercado Libre), de venta también en Amazon-Kindle, y en documentos publicados en El 68 en Indicador Político.
Octavio Paz renunció a la embajada de México en la India siguiendo el protocolo de pasar a disposición; sin embargo, su carta de renuncia dejó claro que lo hacia en protesta por la matanza de estudiantes. Ningún otro funcionario del gobierno de Díaz Ordaz renunció ni se retiró y todos los que se quedaron tuvieron que pasar a la historia de la ignominia del 2 de octubre.
Una vez conocida la renuncia, Díaz Ordaz dio la orden de apabullar a Paz. Apenas un año antes Paz había ingresado a El Colegio Nacional y ganaría el nobel de literatura en 1990. Sólo el intelectual del sistema Emilio Uranga, titireteado desde la Secretaría de Gobernación, publicó ataques.
Paz decidió un autoexilio de poco más de un año. En octubre de 1969 participó en las conferencias sobre México en la Universidad de Texas en Austin con un texto sólido de análisis político titulado: México: la última década. La referencia recordaba 1958 cuando Paz publicó, corriendo el riesgo por ser entonces miembro del cuerpo diplomático, un desplegado de intelectuales para protestar contra la represión a líderes sindicales.
La conferencia en Austin formo parte de un cuerpo analítico: su análisis de las rebeliones estudiantiles que había enviado a la cancillería en septiembre de 1968, a petición específica del presidente Díaz Ordaz, la conferencia en Austin y Posdata. Los tres documentos debieran ser recuperados como un ejemplo claro del ensayo político y de ciencia política aplicada, aunque la academia politológica, hacia 1968-1970, carecía de autonomía teórica porque formaba parte de los mecanismos de control ideológico del sistema priísta.
En las efemérides de los 50 años del 2 de octubre de nueva cuenta ha habido un desdénhacia Octavio Paz. Sin embargo, sus tres textos referidos fueron los únicos que analizaron el movimiento estudiantil como una crisis estructural, ideológica e histórica del sistema político priísta. Paz concluyó que el dilema del sistema/régimen/Estado priístas era simple: democracia o dictadura. Desde la ciencia policía comparada, Paz analizó al sistema-PRI en la óptica de las dictaduras comunistas del Este soviético.
La crítica politológica institucional sobre el movimiento estudiantil se hizo desde el escenario del nacionalismo revolucionario priísta; las revistas Política y el suplemento La Cultura en México reducían la crítica a señalar abusos de grupos conservadores, pero tratando de mantener vivo el espíritu de la Revolución Mexicana. Paz se negó a ese pensamiento histórico oficial. Su tesis central fue que la élite dirigente del gobierno priísta se había endurecido frente a oleadas de exigencias democráticas de la sociedad.
La relectura de la conferencia de Paz en Austin –publicada en la revista La Crisis, las cartas publicadas en Vuelta en abril de 1998 y Posdata han sido hasta ahora el únicoanálisis sistémico de la crisis del sistema político priísta en 1968. La crisis del 68 fue el agotamiento del discurso de la Revolución Mexicana, el colapso del capitalismo de Estado que abrió la brecha entre riqueza y pobreza y la ilegitimidad del dominio de una castaburocrática del poder y planteó la democracia como la única salida al colapso derivado de la lucha juvenil por las libertades, con la respuesta autoritaria-represiva del régimen.
La interpretación del 68 ha estado incompleta por el desdén a los análisis de Paz. Pero la revisión del 68 estará mutilada sin Paz.
Política para dummies: La política es interpretar la realidad, no solo registrarla y recordarla.