“Daybreak”: una grata sorpresa: Ismael Ortiz Romero Cuevas

no me veras

En esta temporada, he visto muchas series estrenándose y a punto de hacer lo propio tanto en Netflix, como en Prime y en otras plataformas. Déjenme comentarles queridos lectores que justamente por ver algunas de las propuestas y estrenos de Netflix, he estado un poco retrasado en eso de ‘estar al día’. Así, en algún momento veía al mismo tiempo la tercera temporada de “Riverdale”, la segunda de “La casa de las flores” y la segunda también de “The End Of The F+*ing World”; pero algo llamaba poderosamente mi atención en la imagen promocional y era justamente una que se llamaba “Daybreak”. La sinopsis hablaba de una historia post apocalíptica donde los adolescentes sobreviven a un ataque nuclear perpetrado en California y convirtiendo a los adultos en una especie de zombis. De entrada, suena a algo demasiado común en las series de hoy en día, y con todo ese escepticismo y hasta con un poco de pereza, me dispuse a revisar el primer capítulo.

Con una narrativa trepidante y una especie de historia que combina los géneros de acción, comedia, thriller y horror, en ese primer encuentro con “Daybreak” vi tres episodios al hilo. Poco a poco la historia, basada en la novela gráfica creada por Brian Ralph, me fue llamando la atención justamente por la forma tan original de ser vertida y por cómo ha sido retratada. Es entonces cuando descubrí que esta nueva serie de Netflix, tiene todo para volverse un gran éxito dentro de su catálogo. La mente tras la creación de esta nueva propuesta es el cineasta canadiense Brad Peyton, ya experimentado en temáticas de catástrofes y que tiene a una superestrella recurrente en sus historias para el celuloide: Dwayne Johnson; afortunadamente, nos libramos de él en esta serie.

Pero “Daybreak” va más allá de aquellas series post apocalípticas con seres zombificados; la historia a parte de tener ciertas influencias del cine al más puro estilo de Oliver Stone o Tarantino, nos muestra la necesidad que tienen los adolescentes de crear tribus que les permitan tener el control de cierto entorno; en este caso, la ciudad californiana de Glendale, lugar donde explotó la bomba nuclear, y para asegurar su propia supervivencia; sí, una especie de “El señor de las moscas” combinado con “Mad Max”, pero que pese a las notorias referencias a todos esos iconos de la cultura pop, plantea una hipótesis sobre el comportamiento de los jóvenes contemporáneos, prácticamente carentes de habilidades sociales y que tendrán que desarrollarlas de manera tardía, al toparse con una realidad tan dura en la que tienen que luchar para subsistir. Sin embargo, aún con lo dramático que pueda sonar todo esto, la serie combina estas situaciones con un toque de humor negro e ironía que resultan el epílogo elegante, irreverente y perfecto para que sea tomada como una sátira y crítica hábil a las castas sociales actuales, y de las que se burla de manera desfachatada. No tengo qué decirles que es algo disfrutable a más no poder.

Pudiera parecer que “Daybreak” es una serie más del montón y que bien podría pasar desapercibida por lo común que resulta su temática, tan socorrida en este tiempo por cuanta cadena de televisión y productora de cine se nos venga a la memoria; sin embargo,  es justamente lo poco convencional en la estructura del guion lo que la hace en ciertos momentos tan adictiva, llevándonos a escenarios destruidos por los acontecimientos, pero que en algún instante fueron importantes para la historia de los protagonistas, Josh (Colin Ford) y Sam (Sophie Simnett) gracias a los divertidos y a veces oportunos flashbacks. Los personajes son otro de los factores elementales para que la serie nos cautive, desde Angélica (Alyvia Alyn Lind) y Wesley (Austin Crute) los inusuales amigos que encuentra Josh tras la catástrofe; la bizarra profesora Crumble (Krysta Rodríguez); Turbo (Cody Kearsley) el inusual villano; hasta el entrañable y extraño director Burr (Matthew Broderick) que además nos pega los de la generación X, justo en la nostalgia. Por cierto, hay que agradecer que el argumento se centra mucho más en el drama, la comedia y el conflicto, lo que hace que los adultos convertidos en esa especie de zombis y que ellos llaman ‘gullies’, no roben tanta cámara y sean algo así como parte de la ambientación. Perdón que redunde, pero en serio que sí hay que agradecer eso.

Así que si quieres ver una combinación entre “The Society”, “Zombieland”, “Mad Max”, “El señor de las moscas”, “Hombre Araña: de regreso a casa”, “Kick Ass” y “Sé lo que hicieron el verano pasado” con tintes de “Godzilla” de 1998, “Un zoológico en casa” y “Capitana Marvel”, todo de una vez pero además con ese toque de humor ácido, “Daybreak” de verdad que será una buena opción para ‘maratonear’ el próximo fin de semana. Una serie que se suponía sería como del género ‘teen’, pero que están disfrutando algunos más mayorcitos.

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