No pareció haber sido la intención original, pero el trasladode policías federales a la nueva Guardia Nacional pasando por el filtrode los métodos castrenses iba a permitir una depuraciónnatural. Al parecer habían descontadoalgunas quejas y protestas, pero noun movimiento articulado inclusive con policías que ya habían pasado los exámenes.
La organización de la Guardia no tenía más camino que la militarizaciónde la organización, militarización como disciplinay entrega. Y había otro pensamiento oficial no muy claro, pero perfiladopor el presidente López Obrador en su entrevista con personal periodístico de La Jornada: “si por mi fuera, desaparecería el ejército y me quedaría con la Guardia”. Pero nocon cualquier Guardia: la únicamanera de construir una guardia sucedánea de las fuerzas armadas era con personal castrense.
En los cinco años próximos, contando el actual, la Guardia estaba enfocadaa consolidar un cuerpo de seguridad integral que hiciera innecesaria la existencia de las fuerzas armadas. Cuando menos, es la versiónen algunos altos niveles políticos del régimen lopezobradorista. Pero para ello, el nivel de capacidad en seguridad estratégica y en seguridad nacional debería de estar consolidadoen la Guardia.
La operación administrativa para trasladar a policías al nuevo cuerpo carecióde liderazgos policiacos. Funcionarios del nuevo gobierno fueron vistos con suspicaciapor los cuadros de la Policía Federal y la Gendarmería, sobre todo por las afirmaciones cáusticas y agresivas contra ellos. La prioridaddel nuevo gobierno fue adelantar la incorporación de policías militares y navales para coparmandos y espacios y sólo despuéscomenzar la incorporación de policías de los anteriores cuerpos. Los nuevos funcionarios nofueron capaces de tener una sensibilidad sobre los estados de ánimo de los policías en activo.
La Guardia Nacional nació como un cuerpo castrense, con organización civil. A diferenciade los soldados que fueron lanzados como soldados a combatir cárteles, ahora se buscó a los policías militares y navales que tenían másformación policiaca que de combate en guerra. En el fondo, la Guardia buscó cuando menos tresvalores militares: disciplina, valores y sacrificio.
La declaración del nuevo comisionado de migración, Francisco Garduño, al acusara policías quejosos de fifís, de querer cama en hotel y comer en bufet alertóa los policías de la forma autoritaria de reorganización. Ahí comenzaron los primeros contactosentre liderazgos naturales en diferentes niveles y plazas para analizar el trasfondo de lo que venía.
Las nuevas autoridades de seguridad supusieronque habría una selección natural a partir de las sensatas y nada autoritarias características físicas de los policías en función de guardias. Sin embargo, el problema noestuvo en los exámenes o en la necesidad de muchos de bajar de peso –nunca pusieron este tema en la PF y la Gendarmería–, sino en la cancelacióndel bono de operación que les reduciría sus ingresos.
La falta de liderazgosinstitucionales en el área de seguridad y en la Guardia, la ausencia de canales de comunicaciónvertical dentro de la policía y la gendarmería y la falta de representación policiaca en el nuevo cuerpo dejaron un vacíode poder que fue llenado –con buenas o malas intenciones– por el rumorde que venían más ajustes y que la intención final iba a ser la de dar de bajaa más de la mitad del personal para ampliarlesespacios a militares.
Y como punto también importante, la faltade explicaciones de la forma de operar de mandos militares en el nuevo cuerpo civil de seguridad, sobre todo porque los policías siempre han visto a los militares como autoritarios. Varios policías se vieron ya sometidos a draconianasdisciplinas castrenses. La faltade explicación sobre el funcionamiento civil de mandos militares con permiso o en retiro estuvo también en el desánimode los policías.
Lo ocurrido el miércoles es el comienzo de una zona de inestabilidaden seguridad, sobre todo si logra fructificar el paro nacional de miles de policías y el uso de formas de protesta que afecten la vialidad de los ciudadanos. Lo de menos es que al final se impongael modelo gubernamental; en el camino habrá miles de policías insatisfechos, muchos de ellos sintrabajo y en una circunstancia de deterioro del empleo y de los salarios que facilita –inclusive en el modelo de análisisgubernamental– que se afilien a la delincuencia.
El funcionamiento de la nueva Guardia nopodía comenzar con el viejo personal de seguridad que había –en las evaluaciones del nuevo gobierno– fracasadoen sus funciones. No se tiene claro hoy si fue un riesgocalculado; lo único cierto es que síhabrá una depuración natural de personal de seguridad y que la Guardia será un cuerpo civil con funcionamientomilitarizado porque la bajaproductividad de la PF-Gendarmería respondía a sus vicios policiacos civiles.
Política para dummies: La mafia del poder no se combate; se administra.