* Por un minuto, el repicar de las campanas recordó a los sacerdotes jesuitas, Javier Campos y Joaquín Mora y al guía de turistas, Pedro Palma, asesinados en 2022 al interior de un templo en Chihuahua.
* El mensaje de las campanas es no callar la violencia que predomina en el país y convocar a todos los mexicanos en general y de manera particular a los católicos a luchar por preservar la paz social.
La polarización, división y enfrentamiento político entre los mexicanos, fomentada desde la presidencia, golpea a la religión, traducida en creciente violencia y asesinatos de sacerdotes de la Iglesia Católica.
Ocho sacerdotes y religiosos católicos han perdido la vida desde 2019, en estados como Baja California, Chihuahua, Tamaulipas y Michoacán, que en las últimas tres décadas suman 70 asesinados en el país.
Este es un aspecto altamente riesgoso por explosivo al lastimar la fe de millones de creyentes, agravado en contrapartida por el apoyo gubernamental a evangélicos y sectas como la Iglesia la Luz del Mundo.
Los evangélicos han sido representados por el Partido Encuentro Social, luego convertido en Partido Encuentro Solidario y, ahora, Humanismo Mexicano será el partido de la Iglesia la Luz del Mundo.
Esta secta cuenta entre sus miembros al nuevo Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama, quien organizó el 15 de mayo de 2019 el homenaje en el Palacio de Bellas Artes a Nassón Joaquín, preso por pederastia en Estados Unidos.
El pastor de la Iglesia la Luz del Mundo en Oaxaca es el juchiteco Porfirio Montero Fuentes, presidente de la Unión de Productores de Energías Renovables del Istmo (UPERI), ex diputado federal en 1991 y precandidato a la gubernatura del estado en 2010.
La influencia política del dirigente de los propietarios de los parques eólicos en el Istmo garantiza impunidad a sus hijos Hageo y Francisco Javier en el asesinato de la fotorreportera María del Sol Cruz Jarquín, la ex candidata a alcaldesa Pamela Terán y el chofer Adelfo Guerra.
Hartos de que se derrame la sangre de sus hermanos, los obispos del Episcopado Mexicano tomaron la decisión de enviar un mensaje claro y contundente al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Nada hiere más a un pueblo que atentar contra su sentimiento religioso a grado tal que, el jacobinismo de Plutarco Elías Calles provocó la Guerra Cristera, al limitar y controlar el culto católico en la nación.
Las campanas de los templos de la Iglesia Católica rompieron el silencio en memoria de las 156 mil víctimas de la violencia en México y para recordar a las 110 mil personas desaparecidas en el país.
Por un minuto, el repicar de las campanas recordó a los sacerdotes jesuitas, Javier Campos y Joaquín Mora y al guía de turistas, Pedro Palma, asesinados en 2022 al interior de un templo en Chihuahua.
El jesuita Javier “Pato” Ávila detalló que los asesinatos en Cerocahui, han reconfirmado la misión de la Compañía de Jesús en México como opción de vida, no de sexenio, y seguirá teniendo como principal misión acompañar en solidaridad con el pueblo de México ante la violencia que se vive en el país.
El mensaje de las campanas es no callar la violencia que predomina en el país y convocar a todos los mexicanos en general y de manera particular a los católicos a luchar por preservar la paz social.
Y no hay mayor y mejor forma de luchar legal y pacíficamente por la paz social que trabajar por el fortalecimiento y consolidación de la democracia y el Estado de Derecho, a través del voto masivo.
El pasado domingo, se oró en los templos por los asesinados por la delincuencia organizada y por los mexicanos desaparecidos, cuyas familias siguen en su búsqueda para darles cristiana sepultura.
Entretanto, Monseñor Pedro Vázquez Villalobos, Arzobispo de Antequera-Oaxaca, participa en la visita Ad Limina al Papa Francisco en el Vaticano, en el Grupo 3 de Obispos Mexicanos de la zona Centro-Sur del país.
El poeta John Donne enseña que “la muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”.
A ello alude la novela “Por quién doblan las campanas”, de Ernest Hemingway, corresponsal en la guerra civil española, lo que le permitió presenciar los trágicos hechos ocurridos durante la contienda.
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