Noam Chomsky es el gran intelectual de los Estados Unidos que por décadas ha sido crítico de la política de su país, pero también de la sociedad de consumo estadounidense. Como profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts no se complació únicamente con el estudió la lingüística moderna. Pudo ser uno de tantos profesores que prefiere ver el mundo desde su cubículo, pero Chomsky ha optado por un activismo comprometido con causas que valen la pena.
Por ejemplo, se opuso a la guerra de Vietnam y apoyó la publicación de los papeles del Pentágono. Fue ferviente crítico de las Administraciones de Nixon y Reagan. Ha combatido el cambio climático pero también se sumó al Occupy Movement que respalda a los inmigrantes sin papeles. En otras palabras, este profesor de noventa años ha evolucionado con el último siglo y sus reflexiones siempre son referencia para quienes se interesan por los temas de actualidad.
Una de sus principales preocupaciones ha sido si realmente existe un éxito del capitalismo. Se trata de un tema interesante considerando que el actual presidente de su país, Donald Trump, es un empresario ventajoso que ve en el ejercicio del poder una forma de administrar una empresa. El actual cierre del Gobierno estadounidense lo demuestra, pues en su obsesión por construir un muro fronterizo con México prefiere el chantaje a la Cámara de Representantes, que el acuerdo con sus opositores demócratas.
Ante situaciones aberrantes como ésta, conviene leer al filósofo nacido en Filadelfia en 1928 que acaba de publicar Réquiem por el sueño americano, una obra sobre la obscena concentración de riqueza y poder que exhiben las democracias occidentales. Entrevistado al respecto por El País, Chomsky ubica el surgimiento del neoliberalismo hace cuatro décadas, de la mano de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, lo que ha significado la concentración aguda de riqueza en manos privadas aparejada de una pérdida del poder adquisitivo de la población general. Esto ha tenido una grave consecuencia que el autor confirma: La gente se percibe menos representada y lleva una vida precaria con trabajos cada vez peores. El resultado es una mezcla de enfado, miedo y escapismo. Ya no se confía ni en los mismos hechos.
Que lo diga Chomsky sacude porque no lo dice alguien que haya nacido en la frontera del capitalismo sino un ciudadano estadounidense que ha estudiado la realidad política de nuestro vecino del norte. Sin confianza en las instituciones, entonces da igual creer o no creer en los hechos y las “fake news” son un resultado natural. Cuando vemos las redes sociales en tiempos de crisis, y me refiero al lamentable y trágico accidente en el que perdieron la vida el 24 de diciembre pasado la gobernadora de Puebla, Matha Erika Alonso y su esposo el senador Rafael Moreno Valle, no podemos más que coincidir con esta razón. Por encima de cualquier peritaje y declaración oficial, lo que proliferan son acusaciones infundadas y teorías de la conspiración. La desconfianza hacia los hechos es en realidad la desconfianza hacia las instituciones que no contribuye al funcionamiento de una democracia.
Las ideas de Chomsky conforman una dura crítica a lo que el neoliberalismo ha traído consigo para los más pobres. En opinión de este férreo crítico, los impuestos sirven para subvencionar a estas entidades y con ellas a los ricos y poderosos. Pero además se le dice a la población que el Estado es el problema y se reduce su campo de acción. Y entonces su espacio es ocupado por el poder privado y la tiranía de las grandes entidades resulta cada vez mayor. De ahí que no sea extraño ver a Trump, un magnate de los bienes raíces, convertido en el hombre más poderoso del mundo occidental, que determina diariamente la agenda mediática internacional sin importar que lo que escriba en su cuenta de Twitter sean disparates o mentiras.
Así, como si todos los días del año fueran el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, leemos a diario noticias falsas o que no están fundamentadas en hechos, y esto, que debería ser grave, se convierte en algo cotidiano. Hemos llegado a un momento del desarrollo de la humanidad en el que es más probable que una democracia con larga tradición apueste por un tirano a que lo cuestione y se indigne por sus ofensas hacia las minorías.
En el camino futuro, Chomsky considera que aún hay muchos movimientos populares activos que podrían hacer funcionar a la democracia. Sin embargo, considera que hay un sector reaccionario y conservador que busca imponer una visión que te dice que el Estado es tu enemigo y que tienes que hacer lo que puedas tú solo. Tal vez en esta idea del filósofo norteamericano se halle una clave para entender el surgimiento de nuevos nacionalismos a nivel internacional, no solo en Estados Unidos, también en Rusia y Brasil o en Reino Unido. La crisis del neoliberalismo ha acrecentado el miedo hacia el exterior y ha afirmado la creencia en el potencial individual de Estados y personas.
Hacia 2019, la apuesta por vivir en un mundo democrático parece diluirse. Creer en ideales y trabajar diariamente para hacerlos realidad se ha convertido en una tarea muy difícil debido al descrédito de la democracia y al enfado de millones con la vida que llevan. Hay esperanza en construir un futuro mejor, pero antes que eso debemos comprender el momento por el que pasamos, y por ello es valioso anotar como lectura de 2019 Réquiem por el sueño americanoy entender los diez principios fundamentales de la concentración de la riqueza y el poder en Estados Unidos, pues probablemente en ellos hallemos también luz para el porvenir de México.
Que 2019 traiga mejores cosas para todas y todos. ¡Feliz año nuevo!
*Director General del ICAPET