Como si el tiempo político no hubiera transcurrido, Andrés Manuel López Obrador, el PRD, Morena y el PAN han iniciado marchas contra el fraude electoral priísta… como hace cincuenta años, pero ahora ante un PRI peñista empequeñecido, ineficaz y desarticulado. Y ni así pueden.
La oposición anti PRI debiera reconocer su fracaso; de 1968 a la fecha, medio siglo, el PRI le ha ido dejando a la oposición no sólo el manejo de las iniciativas de reformas del sistema electoral, sino que ha venido disminuyendo su porcentaje electoral. Y luego de cada elección, la oposición lloriquea como fraude electoral su incapacidad para ganar el voto.
Las protestas por las elecciones del domingo pasado en el Estado de México y en Coahuila son exactamente las mismas de hace medio siglo, desde las marchas estudiantiles del 68. Pero en esos cincuenta años el PRI pasó del 90% del control electoral al 30%.
El sistema electoral se ha ido despriízando…, pero la oposición sigue perdiendo elecciones. En 1968 el PRI tenía el 85% de la votación presidencial, el 80% de las capitales municipales de la república, todos los senadores, el 80% de la bancada de diputados y todos los gobernadores. Cincuenta años después, el PRI tiene la presidencia con el 38% de los votos, menos de la mitad de gobernadores, el 40% de los senadores, el 44% de diputados. Y en 1996 perdió el control del sistema electoral del IFE-INE.
Y a pesar de ello, el PAN, Morena y el PRD se desgañitan cada elección gritando que el PRI hizo fraude electoral sin tener el poder electoral.
En consecuencia, algo está fallando: o la oposición es incapaz de ganar elecciones a pesar de haber definido el sistema electoral o el PRI es una maquinaria mágica para ganar elecciones sin tener el control institucional y con menos del 30% de posicionamiento político-electoral.
Las grandes reformas le quitaron el poder al PRI: en 1978 se legalizó el Partido Comunista y el país entró en un sistema de partidos más democrático y un congreso con oposición real. En 1992-1996 el gobierno liberó la estructura electoral para construir un IFE-INE sin control gubernamental, pues los partidos definieron consejeros y funciones. La reforma electoral de 1996 determinó además el límite constitucional de 300 diputados por un partido --60%, menos del 67% de mayoría calificada-- y con ello le quitó al PRI la facultad de reformar la Constitución. Y el PRI sigue liderando reformas y elecciones.
En 1988 López Obrador inauguró las protestas y marchas contra el fraude electoral, luego de que perdió la gubernatura de Tabasco con 21% de votos, contra 71% del PRI y de todos modos hizo la caminatapor la democracia. El tono, los discursos, las quejas y las acusaciones de entonces son, a la vuelta de treinta años, las mismas.
En 1994 López Obrador sacó 37% contra 56% de Madrazo y volvió a protestar. Y en el 2000 apenasle ganó al panista Santiago Creel en el DF y no hubo conflicto porque Vicente Fox contuvo las protestas panistas por el fraude electoral del PRD de López Obrador en aras de la presidencia panista.
Las protestas poselectorales de hoy son producto del fracaso de la oposición contra el PRI que es apenas un tercio del que era en 68. La gritería opositora revela que Peña Nieto ha humillado a López Obrador, al PRD, al PAN y a Morena; por eso las protestas.
Política para dummies: La política es la distribución equitativa de culpas, responsabilidades y avances.
Sólo para sus ojos:
- A lo largo de 50 años la oposición no ha podido construir su estructura electoral. Y eso qué en el PAN, el PRD y Morena hay expriístas resentidos que debieron de haber ayudado a la oposición a ganar elecciones.
- Algunas señalas panistas llegaron a Los Pinos: concertacesionar Coahuila a cambio de agenda legislativa. Pero no encontraron respuestas.
- La nota en las protestas contra el fraude electoral las notas han sido los enfriamientos entre López Obrador y Delfina Gómez y los gritos entre Margarita Zavala y Ricardo Anaya. Ahí se está definiendo el 2018 del PRI. Por eso salió a ganar espacios el secretario de Educación, Aurelio Nuño, como tratando de capitalizar la victoria priista. Pero ya en Los Pinos le jalaron las orejas porque se salió del guión presidencial.
- El senador Armando Ríos Piter ha perdido espacio en medios como candidato independiente. La declinación de Jorge Castañeda a su favor fue importante pero no la supo catapultar.