30 años del icono feminista del cine: Ismael Ortiz Romero Cuevas

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Ver “Thelma y Louise” ha sido a lo largo de la historia, una experiencia apasionante a nivel personal y en el séptimo arte. La película ha resultado para mí, una indiscutible representante de la lucha de las mujeres en ámbitos tan importantes como la independencia, las aspiraciones, el carácter y la libertad en todo sentido. Recuerdo que la primera vez que la vi, ya habían pasado algunos años de su estreno y fue quizá en 1995, cuando la alquilé en el video club de moda en esos años en el formato VHS; desde entonces, la historia de estas mujeres ha sido para mi un referente obligado en varios géneros cinematográficos. 

“Thelma y Louise” tiene una trama que se va transformando en un verdadero grito de libertad y nos da muestra de cómo una película puede ser contrastante dentro de su mismo desarrollo. La historia que comienza disimulando ser una comedia, va evolucionando hasta adentrarnos en poderosos y complicados acontecimientos que, sin duda, son la delicia de todo espectador. Y es que, el verdadero propósito de la película se va revelando conforme esta avanza y es cómo dos mujeres, en su esencia débiles de carácter y comunes como cualquiera de esos años, luchan y terminan con las barreras impuestas por el machismo a lo largo de años de tradición y educación. Evoluciona en una ‘road movie’ y en un drama que se convierte en un grito de autonomía y con el que muchas mujeres se identificaron.   

Pero el mensaje, no termina en solo la libertad de las mujeres, sino que esconde un tema importante: la sororidad. En ese año, quizá este término no estaba arraigado en el lenguaje cotidiano como hoy, pero la vemos presente esa amistad solidaria de los personajes principales que se aventuran a la carretera, siendo perseguidas, señaladas, acosadas, abusadas y temidas y que aún con ello, ninguna deja caer a la otra, mostrando además que la necesidad de contar con alguien es sumamente importante en el sentido que ambas tienen vidas personales que se derrumban. Por eso, el cambio psicológico de las dos protagonistas resulta ser algo natural dentro de la trama, pues al inicio parecen ser opuestas una de la otra y hacia el final, Thelma (Gena Davis), que era más sumisa y temerosa muestra su fortaleza interna y Louise (Susan Sarandon) que pareciera tener un carácter más desenfadado, se franquea más sensible. Y eso, aderezado con la partitura creada por Hans Zimmer da sin lugar a duda, un resultado magistral. 

Pero el estreno de “Thelma y Louise”, hace 30 años fue algo controversial en las salas de cine de principios de los noventa. Primero, porque denuncia de manera abierta, certera y directa, el comportamiento machista de la sociedad en la mayoría de los casos, cosa que hace tres décadas, aún era muy común. Y la segunda razón tiene qué ver justamente con esta temática, pues el proyecto de rodar esta hoy, entrañable cinta, data de mediados de la década de los ochenta, cuando se presentó el guion a varias compañías productoras y estudios cinematográficos, quienes rechazaron la cinta por el temor de ir en contra de las “buenas costumbres” y de lo que la sociedad imponía como reglas para llevar una vida feliz en familia. Dos mujeres adultas jóvenes, no podían rebelarse a las reglas tradicionales del norteamericano promedio. 

La lucha por la autonomía y la independencia es uno de los temas torales que encierra este magnífico filme dirigido por Ridley Scott y justamente, el inesperado y electrizante final de esta película, lo retrata de manera magistral. Sin duda, “Thelma y Louise” siempre será una experiencia para el espectador, cuantas veces la hayamos visto y hacerlo de nuevo para celebrar su trigésimo aniversario, será algo casi obligatorio para los amantes del séptimo arte y de esta historia atemporal. “Thelma y Louise” está disponible en la plataforma de MGM Channel y se puede acceder a través de Amazon Prime Video. 

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@iorcuevas 

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