Nicolás Maduro se retrata este jueves con mandatarios aliados a un mes de renovar oficialmente su mandato y enfrentarse al rechazo de una importante porción de la comunidad internacional. El encuentro con su homólogo ruso, Vladímir Putin, es la última exhibición de su limitada aceptación y de la búsqueda de cooperación para afrontar la crisis económica en Venezuela.
Tras 20 años del chavismo en el poder, el país está en ruinas y el Gobierno carece de apoyo. La popularidad del mandatario ha descendido a los niveles más bajos desde que el teniente Hugo Chávez ganase las elecciones presidenciales, el 6 de diciembre de 1998. Maduro triunfó el 14 de abril de 2013, un mes después de la muerte de su líder, con casi el 51% de los votos frente al 49% del opositor Henrique Capriles. En noviembre, el político apenas alcanzó un 20% de apoyo, según la encuesta Omnibus de la firma Datanálisis. Parte de ese rechazo se atribuye directamente al desplome financiero del país sudamericano, una de las naciones con más recursos petroleros del planeta.
Venezuela está, en cambio, entre las economías con peor desempeño del mundo, con uno de los niveles de miserias más elevados, según una reciente clasificación de Bloomberg. La principal causa es la hiperinflación. Los datos oficiales son ocultados por el Gobierno venezolano, pero la desgracia financiera, acompañada por el deterioro institucional, desborda la realidad. El Fondo Monetario Internacional (FMI), sin ir más lejos, pronostica que los precios crecerán el año que viene a una tasa inimaginable del 10.000.000%.
Yusmery Rivas, administradora, dice que su vida es fiel reflejo de la decadencia del país. “Voté por Chávez. Al principio de su Gobierno, en 2007, pude ahorrar y hasta viajar al extranjero, pero mi salario fue disminuyendo con la inflación y ahora apenas puedo comer dos veces al día. ¿Cómo pudimos llegar a esto?”, se pregunta. Para la socióloga Ana María Carrasquero, investigadora de la asociación Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice), la causa de la desgracia económica está en el modelo instaurado por el chavismo. “Chávez hace campaña electoral con el Plan Socialista de la Nación, donde está contenido que la línea estratégica es la sustitución de la propiedad privada por la social. Ya para ese momento él había anunciado la implantación del socialismo del siglo XXI”, explica.
Entre 2005 y 2011 se produce una ola de expropiaciones ejecutadas por el propio Chávez. “Es como si hubiesen expropiado un territorio tres veces superior a Gales”, agrega Carrasquero. Según el Observatorio de la Propiedad de Cedice, se registraron 1.167 expropiaciones en ese período. Hoy, el Estado tiene en su poder 576 empresas, de las que al menos 441 fueron creadas o adquiridas durante los Gobiernos de Chávez y Maduro por distintas vías, entre ellas la confiscación y la nacionalización, según un informe de la ONG Transparencia Internacional.
Pocos empresarios hallan rentable operar en el país. Muchas multinacionales y una decena de aerolíneas han abandonado Venezuela desde 2005: Cemex, Cargill, Exxon Mobil, Heinz, Kraft, Kellogg’s, Parmalat, Pirelli, Owens Illinois y Mattel, entre otras, ya no están. También los pequeños negocios sufren la vorágine gubernamental.
Más de tres meses del plan de recuperación implementado por Maduro, la economía continúa sin mejorar. Al contrario, Alejandro Grisanti, director de la firma Ecoanalítica, cree que un 20% de los comercios no abrirán sus puertas en enero. “Las secuelas de la hiperinflación se ven en la devastación del aparato productivo. El Gobierno no ofrece cifras para indexar el salario de los venezolanos y eso acentúa la decadencia del poder adquisitivo. [Además], muchas compañías tienen una caída de las demandas de productos. No creo que el panorama cambie, porque se necesita generar credibilidad para traer confianza y este es un Gobierno que hace anuncios y no cumple”, asegura.
Grisanti, junto a otros economistas, califica este proceso de escalada sin fin de los precios como el más dañino de América Latina. “No es un fenómeno eterno, la hiperinflación suele traer un cambio de política económica o el de los políticos que ejercen el poder. La más larga fue la de Nicaragua y duró casi cinco años, aunque en promedio alcanzan los 20 meses”, agrega. Su duración es impredecible, pero lo cierto es que ya se ha convertido en una crisis histórica.
La ruina de Pdvsa
La quiebra de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) es clave en este laberinto de desaciertos. Chávez, asediado por un paro petrolero, despidió a altos cargos de la industria en 2002. Y no todo el nuevo personal destacó por su conocimiento, sino por su lealtad al presidente. Su sucesor al frente de Pdvsa, Manuel Quevedo, un militar sin experiencia en el sector energético, aterrizó como presidente de la petrolera después de que Maduro acusara a la antigua directiva de corrupción, en 2017. Nada ha cambiado a mejor desde entonces.
El petróleo se convirtió en una bandera del chavismo. El Gobierno con su eslogan “ahora Pdvsa es de todos” quiso demostrar que el reparto del crudo rendiría para el país entero y ordenó diversificar las funciones de la industria petrolera que comenzó a encargarse de programas sociales. En 2008, los precios del crudo superaron los 120 dólares por barril, pero el Estado no aprovechó el ingreso de millonario para invertir en la economía y en la propia industria. Francisco Rodríguez, jefe del banco de inversión Torino Capital, opina que la mala gestión generó la peor crisis de la historia del país. “El gran boom de recursos no se utilizó en prácticamente nada, el país lo que hizo fue endeudarse más. Hoy, Venezuela tiene una deuda externa representativa por el orden de 150.000 millones de dólares, aproximadamente”, afirma.
Contrario a lo pensado durante la bonanza, la joya del país cayó en desgracia y con ella la mayoría de venezolanos. En 2014, Maduro descartó una crisis producida por una disminución del costo del barril. “Un gobierno revolucionario con poder económico, como el que yo presido, tiene planes para pasar cualquier situación, así tiren los precios del petróleo adonde los tiren”, dijo en un consejo de ministros. Pero unos meses después culpó a los bajos costos del crudo del desastre económico. Hoy, tras un alza de los precios, tampoco se recupera Venezuela. El daño a Pdvsa es tan inocultable que el déficit en la producción ha obligado al Gobierno a aceptar que se cometieron errores.
El País