El Gobierno venezolano busca reafirmarse tras ganar el domingo unas elecciones municipales con el 72,6% de abstención y sin la participación de las principales fuerzas opositoras. Esos comicios, los últimos del ciclo electoral, suponen el paso previo del oficialismo al nuevo mandato de Nicolás Maduro, que se inaugura el próximo 10 de enero. En medio de un contexto de creciente presión internacional, con la amenaza de nuevas sanciones, el régimen chavista trató este lunes de refutar su aislamiento internacional con una exhibición de fortaleza. El mensaje, a falta de un pronunciamiento del mandatario, corrió a cargo de Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, quien por la mañana recibió en el aeropuerto de Maiquetía unos bombarderos rusos y un centenar de pilotos.
Venezuela realizará maniobras militares junto a Moscú. Nada más allá de unas demostraciones, aunque un aviso con dos finalidades. En primer lugar, tratar de demostrar que el país no está solo en el tablero internacional, pese a encontrarse aislado dentro de la región y a tener enfrente a Washington y a Bruselas. Y en segundo lugar, lo que expresó el propio titular de Defensa: "Debemos decir al pueblo de Venezuela y al mundo entero que así como estamos cooperando en diversas áreas de desarrollo para ambos pueblos, también nos estamos preparando para defender a Venezuela hasta el último palmo cuando sea necesario".
La retórica del enemigo exterior y de la guerra económica de los mercados internacionales no es ninguna novedad. Aunque en este contexto cobra especial relevancia por la huida hacia adelante del chavismo y por los cuestionamientos que las principales instancias internacionales, de Washington a Bruselas, muestran ante la deriva del chavismo. "Las elecciones de concejos municipales, en las que el régimen de Maduro desacreditó a los partidos de oposición, fueron profundamente defectuosas. Apoyamos a los que están comprometidos con la democracia y hacemos un llamado al régimen a restablecerla en Venezuela", señaló este lunes Estados Unidos.
A eso se añade que ni la Administración de Donald Trump ni la Unión Europa reconocerán a partir de enero el Gobierno de Maduro. Las presidenciales del pasado mes de mayo fueron cuestionadas por la inmensa mayoría de la comunidad internacional y los principales partidos opositores rechazaron participar al considerar que los comicios carecían de garantías democráticas. No obstante, Europa no renuncia a explorar una nueva etapa de diálogo entre el Gobierno y la oposición, a pesar de varios intentos frustrados.
Así lo afirmó la alta representante para Política Exterior, Federica Mogherini. "De lo que hablamos es del trabajo para establecer este grupo internacional de contacto sobre el que estamos hablando en la región, en Latinoamérica, y más allá, con buen nivel de interés de algunos actores clave que pueden estar dispuestos a unirse a este grupo de contacto", aseguró la jefa de la diplomacia europea.
Esa posibilidad, sin embargo, no es óbice para que Bruselas contemple también nuevas sanciones. Además, la cúpula del régimen se ha empleado en los últimos días en destilar desprecio por esas instituciones. "En verdad nos resbala, no nos importa absolutamente nada de lo que diga la Unión Europea”, aseguró elnúmero dos del chavismo, Diosdado Cabello, mientras se celebraban los comicios locales. Maduro lleva desde la víspera de esas elecciones intentando demostrar que la soledad de Venezuela es un mito. No solo presumió del apoyo de Rusia, sino también del de Turquía, país con el que cerró la semana pasada acuerdos por más de 5.100 millones de dólares. Incluso pretendió meter en ese frente de aliados, después de acudir a su toma de posesión y sacarse una foto con él, al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
El País