La industria juguetera tradicional ha sufrido un verdadero terremoto con una baja significativa en sus ventas. Síntomas son el cierre de Toys“R”Us en Estados Unidos, el traslado de la icónica FAO Schwarz a un local más barato o el despido de 2,200 personas por Mattel. Todo esto ha sucedido en Estados Unidos en un momento de crecimiento de la economía y con uno de los más bajos niveles de desempleo.
En el caso de Toys“R”Us, el alto endeudamiento le impidió realizar inversiones para adaptarse a las vertiginosos cambios de la era digital. Además de la entrada de competidores a menores precios como Walmart y ventas en línea como Amazon. Quizás uno de los mayores cambios es la creciente popularidad de los videojuegos en demerito de los juegos tradicionales.
Los expertos han señalado el mercado juguetero como una de las industrias maduras para una mayor disrupción, adaptándose a los vertiginosos cambios que vivimos y que enfrentarán nuestros niños y niñas en el futuro, especialmente en el mundo laboral, máxime con la demanda en ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) de la Cuarta Revolución Industrial, que se presenta como oportunidad de oro para disminuir la brecha de género.
Un estudio realizado por Richard Gottlieb del Global Toy Experts, en el 2010, encontró que 96% de los consultados consideraba que los juegos de ciencias y matemáticas mejoraban el desempeño y éxito educativo y 59% que los juegos utilizados impactarán en el futuro su decisión de carrera.
El mismo estudio concluía que 78% de esos juegos no eran creados ni mercadeados para las niñas y 83% aseguraban que el empaque y su color define la escogencia de un juguete.
En el caso de los hombres, 74% de los expertos señalaron que los juegos que estimulan el cuidado y la empatía incidirán en su mejor desempeño como padres y cuidadores en su adultez.
En otras palabras, la industria de los juguetes está encasillando a nuestros niños tal como lo señala la psicóloga de Harvard, Susan Linn, la cual menciona oportunamente que “cuando un niño está rodeado de mensajes rígidos, tales como ‘esto es lo que hacen los varones’ y ‘esto es lo que hacen las niñas’, se limitan sus posibilidades de desarrollar todo su potencial”.
Las conclusiones de estudios como el señalado, así como la ventana de oportunidades que brindan las nuevas tecnologías para revolucionar el mundo de los juegos, alimentan este nuevo concepto de “juegos para la vida.”
Así, por ejemplo, la impresión en tercera dimensión permitirá estimular la creatividad de las y los niños, pues cada quien podría diseñar su propia versión de un juego.
Como reacción, la industria se ha orientado a desarrollar juegos que cautiven la atención y creen mayor lealtad a través de juegos más interactivos y coleccionables. Ejemplo de ello son los nuevos lanzamientos realizados por Nintendo y Lego.
Todos estos son avances positivos, como también lo es la nueva conciencia de la necesidad de cambios en los juegos de las niñas, que no se trata ni basta con cambiarle el color a los juegos, o crear unos pocos personajes femeninos en donde aún prevalecen los referentes masculinos.
El cambio debe ser mucho más profundo que la creación de una muñeca científica o matemática, debido a que, si se siguen replicando los demás estereotipos de belleza, no sólo no preparan para la vida, sino que pueden operar como detonadores contra la autoestima de las niñas.
Quizás el reto mayor está en el sector de videojuegos, en donde la brecha de género continúa aún más profunda, además, ahí la presencia de mujeres es escasa, el ambiente para desarrolladoras es poco amigable y la generación de productos es mayoritariamente pensado para niños y jóvenes varones.
Sin duda, estos cambios tecnológicos pueden ser la gran oportunidad para cerrar las brechas de género. Como madre y abuela, hago un llamado a la industria para que se convierta en verdadero agente de cambio, y pido a los consumidores que hagan una decisión de compra consciente.