La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, inició la semana defendiendo el acuerdo de salida con la Unión Europea (UE), conocido como Brexit. ante el sector empresarial británico.
Durante la conferencia anual de la Confederación de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés) la primera ministra aseguró que este es el mejor acuerdo para abandonar la UE.
“Nunca iba a ser fácil ni directo. La última etapa siempre iba a ser la más dura. Pero tenemos un acuerdo que funciona para Reino Unido. Y que nadie lo dude, estoy decidida a entregarlo”, señaló May.
Una de las demandas de la población rumbo al referendo de 2016 fue frenar la inmigración proveniente de Europa, ya que muchos consideran que han saturado los servicios públicos de salud (NHS), las escuelas, los empleos y la vivienda.
May prometió que el acuerdo con Bruselas permitirá un cambio al sistema migratorio en el Reino Unido para que los europeos “no salten la fila” de inmigración.
"Ya no sucederá que los nacionales de la Unión Europea, al margen de los títulos o experiencia que tengan que ofrecer, puedan saltarse la fila y pasar por delante de ingenieros de Sydney o desarrolladores de software de Delhi", prometió May.
Aseguró que el sistema migratorio estará basado en “las habilidades” de la gente y no en “de dónde provienen”.
En medio de la defensa del plan del Brexit, la primera ministra enfrenta una rebelión al interior de su partido, el Conservador, con al menos una veintena de diputados euroescépticos que han exigido a través de cartas que el liderazgo de May sea sometido a votación.
El Comité 1922 del Partido Conservador encargado de las elecciones internas deberá convocar a comicios una vez que reciba 48 cartas de diputados, el 15 por ciento del total de diputados tories.
En caso de que se reúnan las 48 misivas el presidente del Comité, Graham Brady, deberá convocar a elecciones internas y May enfrentaría un voto de no confianza.
Esta semana la primera ministra viajará a Bruselas para reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker para negociaciones sobre la futura relación económica con el bloque de naciones.
Se espera que Reino Unido abandone la UE el 29 de marzo de 2019 con un periodo de transición de dos años.
Bajo análisis de la Unión Europea
El proyecto de acuerdo sobre el Brexit, cerrado la semana pasada entre Londres y Bruselas, se somete desde este lunes al examen del bloque, el inicio de una semana "dolorosa" que debería concluir con su adopción por los mandatarios el domingo.
"Comienza una semana dolorosa en la política europea (...) 45 años de matrimonio difícil [con Reino Unido] están llegando a su fin", aseguró el ministro austríaco Gernot Blümel, cuyo país ejerce la presidencia pro témpore de la UE, a su llegada a una reunión en Bruselas.
Los ministros de Asuntos Europeos, reunidos sin su par británico, deben examinar el proyecto de acuerdo de divorcio alcanzado y la declaración política sobre la futura relación, un documento de unas 20 páginas que se está ultimando y que la Comisión Europea debe presentar el martes.
El canciller holandés, Stef Blok, que consideró "satisfactorio, factible" el texto del acuerdo de divorcio, subrayó que este lunes se consagrará a la declaración política que sentará las bases de la futura relación comercial entre Reino Unido y la UE.
Reino Unido se convierte el próximo 29 de marzo en el primer país en abandonar el proyecto europeo. Casi 17 meses necesitaron los negociadores para plasmar en un texto de 585 páginas los términos del divorcio, si bien todavía quedan flecos por cerrar.
Uno de ellos es la fecha en la que el período de transición entre Reino Unido y la UE tras el Brexit llegará a su fin, prórroga incluida. Ambas partes acordaron que la transición iría hasta el 31 de diciembre de 2020 y podría prolongarse una vez por un tiempo "limitado".
Los 27 socios de Reino Unido abogaron durante una reunión de embajadores en Bruselas el domingo por que la prórroga se extienda dos años más para finalizar un eventual acuerdo de libre comercio a ambos lados del Canal de la Mancha, según una fuente diplomática.
Otra de las cuestiones sensibles para la UE es mantener el acceso de su flota pesquera a las aguas territoriales de Reino Unido al final del período de transición. Países como Francia, España o Portugal expresaron su preocupación porque este punto no forma parte del acuerdo de divorcio.
El ministro español de Pesca, Luís Planas, indicó que la UE trabaja por "preservar la actividad del sector pesquero", un aspecto que debe formar parte de la declaración política en negociación. El acceso de buques europeos a aguas británicas fue uno de los catalizadores del voto a favor del Brexit en el referéndum de junio de 2016.
Fuente: jornada.com