México: La pena y el dolor: Joel Hernández Santiago

no me veras

Ahora sí que, como se dice, a los mexicanos se nos juntaron la pena y el dolor; el pesar y los pesares; el hambre con las ganas de comer; al perro flaco todo es pulgas... Y así. Todo para indicar que si de por sí las cosas no están bien para todos en México, los indicios de lo que ya ocurre muestran que las cosas pueden ser más alarmantes para este 2022.

En primer lugar está el incremento incontenible de la pandemia, ahora con la variante Ómicron.

Las noticias son de que crece mucho el contagio en México, que crecen las hospitalizaciones y que, como se ve, no hay una política de control sanitario para contener este avance dañino, pero sí –por el contrario--  la insistencia del gobierno federal de que “aquí no pasa nada”: “no se alarmen”: “no es para tanto”: “no es tan letal”: “los medios alarmistas quieren producir miedo” y más. Mientras que las señales en el mundo –y aquí mismo en México- dicen todo lo contrario...

Pero no pasa nada, según este criterio oficial. Prioriza que no se caiga la economía del país; que se ‘mueva el mercado’ y que se recuperen las finanzas públicas. Esto es: un gobierno con crisis económica se debilita para lo electoral: 2022 y 2024, y por tanto para este gobierno federal es más importante aparentar salud económica que garantizar la salud física y la vida humana de los mexicanos. “¡Salgan!” “¡Salgan!” “¡No pasa nada!”, dice... Y le siguen Claudia Sheinbaum y más.

Vivimos ya una etapa recaudatoria por la que aumenta el precio de los servicios públicos al usuario y de forma indirecta los impuestos aunque se insiste desde Palacio Nacional en que estos no se incrementan. Se prometió gasolina a diez pesos el litro y está por encima de los veinte pesos; se prometió gas-Bienestar pronto y a bajísimo precio y no se ve por dónde, y tanto más.

Es cierto que se entregan recursos económicos a las personas más necesitadas –aunque también a las no tan necesitadas—a las personas mayores, a los jóvenes con perspectivas: y está bien el apoyo. Pero no se han generado suficientes empleos, que es decir trabajo.

Gran parte de mexicanos migran a Estados Unidos porque aquí no encuentran salidas a sus demandas y necesidades básicas; porque de alguna manera se les marginó y se les expulsó del país; pero sí –en contraste- generan cada año millones de dólares que solucionan en gran medida la crisis económica del país...

... Esta vez un nuevo récord al sumar las remesas 50,484 millones de dólares, valor mayor al de 49,206 millones alcanzado en el mismo periodo de 2020. Se aplauden estos envíos, pero no se hace algo para contener la migración mexicana y poco o casi nada por defender en sus derechos a los trabajadores nacionales en EUA.

Y luego la agobiante inflación: Al término de diciembre pasado la inflación general anual llegó a 7.36 por ciento, un nivel no registrado desde hace 21 años. El dato reportado por el INEGI superó las previsiones del Banco de México, que la estimó al cuarto trimestre de 7.1 por ciento.

A través de twitter, Jonathan Heath, sub gobernador del Banco de México explicó que parte del problema inflacionario se debe al aumento en precios de los insumos ‘ante interrupciones en las cadenas de suministro’.

Pero esta inflación impacta, sobre todo, al consumo popular. Según el INEGI, durante el 2021 se registraron aumentos en el costo de frutas y verduras, servicios de hospedaje, gasolinas, electricidad, gas LP, entre otros.

 “Los cuellos de botella, si bien han comenzado a ceder, probablemente no disminuirán lo suficiente para generar una desaceleración relevante de la inflación durante 2022...” declaró Ricardo Aguilar, economista en jefe de Invex.

En tanto, si  bien hubo incremento en el salario mínimo, esto es, que a partir del primero de enero de 2022 será de 260.34 pesos en la Zona Libre de la Frontera Norte  y de 172.87 en el resto del país, según la Comisión Nacional de Salarios Mínimos esto beneficiará a 6.3 millones de trabajadores, un 30.5 por ciento de los registrados en el IMSS.

... ¿Y el resto? ¿Y qué pasa con los millones de mexicanos sin empleo o los que viven de la economía informal y que no tienen ingresos fijos ni salario mínimo ni beneficios sociales?

Pues nada, que el panorama es desolador en tanto salud, por la pandemia en este momento creciente, como en la parte económica y la pérdida de poder adquisitivo, la pérdida de confianza del consumidor, la inflación galopante y los sueldos y el trabajo a la baja... La seguridad pública que es más inseguridad... Todo parece presagiar un año extremadamente difícil para todos en México...

Pero nada. Aquí estamos. Somos una sociedad vigorosa y recia. Y necesitamos un gobierno que sea eso, precisamente, un gobierno para todos, incluyente y sin cargas ideológicas ni resentimientos y sí con responsabilidades de gobierno.

Sí, un gobierno que busque la justicia social, que acabe con la desigualdad y la pobreza y en el que todo sea cumplido para todos: si, sí y sí: para todos.

Que se sustraiga de la polarización y la confrontación para ser ese gobierno histórico. De otra manera sí será histórico, pero no precisamente como él gobierno se supone. Y ya se sabe que Clío no es esa musa de la historia que todo lo ve y todo lo perdona.

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