El miedo a las mujeres: Joel Hernández Santiago

no me veras

La imagen no puede ser más enojosa; más incómoda; más incongruente e inconsecuente...

Es extraño y causa estupor ver aislado con vallas metálicas a nuestro emblemático Palacio Nacional, un edificio que es lo mismo sello y distinción de México –independiente de quien lo ocupe—como también muestra de lo que ha sido la vida de nuestro país, de sus enormes problemas, de sus luchas y de la fortaleza de nuestra identidad y nuestro ser mexicano...

Es nuestra casa y patrimonio. El de todos nosotros los que nacimos aquí y nos queremos aquí.

De pronto las imágenes aéreas del Zócalo de la Ciudad de México muestran cómo “se protege” al recinto histórico –según el criterio temeroso-- y muestran eso: una cicatriz que no tiene solución, porque la imagen ya es, también, histórica...

... Y parece dar la razón a lo que no queríamos aceptar, a la maldición del gran maestro-historiador, José Miranda, quien, según relata don Luis González y González, se la asestó a sus alumnos de historia en El Colegio de México:

“El conocimiento histórico no sirve para resolver los problemas del presente; no nos inmuniza contra las atrocidades del pasado; no enseña nada; no evita nada; desde el punto de vista práctico vale un comino”. Esto es, el discurso histórico parece legítimo pero es inútil tanta alusión al pasado brillante del país y de sus prohombres, y luego en contraposición la mención alucinante de un pasado reciente-oscuro y tenebroso. Mañana, el hoy será pasado.

Así que envolvieron al Palacio Nacional de México este viernes 6 de marzo, para ‘protegerlo de las vándalas mujeres’ que se manifiestan el lunes 8 de marzo para exigir respeto, para reclamar su dignidad de mujer en igualdad y en justicia.

Ni más, ni menos: igualdad, justicia, cero impunidad y que su voz sea atendida como se atiende al personaje que se trepó al estrado supremo para pedir ayuda, ‘como-sin-proponérselo’.

El reclamo de las mujeres es creciente. Ya el año pasado, el mismo 8 de marzo con motivo del Día Internacional de la Mujer, salieron en cantidad enorme para exigir lo mismo que hoy: igualdad, respeto, justicia, alto a la impunidad y ser escuchadas y atendidas, con todas las de la ley...

Esta vez, a aquellos reclamos se sumó la exigencia de que pare la candidatura de Félix Salgado Macedonio para gobernar Guerrero. Una candidatura impuesta y a todas luces inapropiada.

La exigencia de las miles de mujeres que participan en las manifestaciones, o incluso de las que no asisten a ellas, es también por la mala gestión que hace  el gobierno federal del tema mujeres; porque los reclamos están vigentes año con año y para los que no parece haber solución y ni siquiera voluntad para encontrarla y sí mucho menosprecio.

Cerca del día de la gran manifestación femenina, aparecieron funcionarias de gobierno prometiendo programas de atención a la mujer, de beneficios a la mujer, de oficinas –otras más- que atenderán a la mujer mexicana y sus problemas. Mientras, el fenómeno anti-mujer sigue cabalgando.

Según el Censo 2020 la población total en México es de 126 millones 014 mil 024 habitantes. De ellos, 64 millones 540,634 son mujeres (51.2%) y 61 millones 473,390 son hombres (48.8%).

Hasta 2021 se ha incrementado el número de feminicidios, que es decir, homicidios en contra de ellas por el sólo hecho de ser ellas. Según el Sistema Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, desde 2015 a noviembre de 2020 se duplicaron los feminicidios y asesinatos de mujeres. Y tan sólo en la capital del país, la violación equiparada a mujeres, en 2020, aumentó en 56% en relación con 2019...

[En 2015 se registraron 411 delitos tipificados como feminicidios. En 2016 aumentaron a 605, en 2017 fueron 742, en 2018 contabilizaron 893, en 2019 se incrementó de forma alarmante a 940, mientras que hasta noviembre de 2020 oficialmente fueron 860.]

En el discurso político se dice que hay igualdad de género. Y hasta se obliga –por ley- a que las candidaturas de cada partido cubran porcentajes similares: Mujeres y hombres.

Y que “cada día hay más mujeres en gabinetes y en cámaras legislativas...”. ¿Es suficiente? ¿Es justo? En todo caso no es un asunto de porcentajes y cuotas de género: si de capacidad, de vocación, de inteligencia y de calidad profesional y humana... Mujer u hombre. En todos los terrenos.

Así que ahí está la ominosa valla anti-mujeres, porque se las considera –según ese criterio—violentas, agresivas, destructoras... Y ahí está, como respuesta, el Memorial de las mujeres que han muerto, y cuyas familias aun piden justicia.

Aparecen las mujeres enmascaradas que destruyen a su paso, lo que oficialmente justificaría –según el criterio de los temerosos funcionarios públicos- la necesidad de “proteger el patrimonio nacional y al gobierno mismo; y para no caer en provocaciones.”

Pero la verdadera causa del reclamo, la exigencia, la lucha de las mujeres en México sigue vigente: Justicia. ¿Hasta cuándo?

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