Corrupción y candidaturas: Horacio Corro Espinosa

no me veras

Sin duda, la corrupción tiene muchas acepciones, entre las más destacadas se encuentran: tráfico de influencias, soborno, extorsión, fraude, malversación, prevaricación, caciquismo, compadrazgo, nepotismo, impunidad, saqueo, despojo, y otras más. Al final, la corrupción forma parte de un ambiente de putrefacción social que afecta severamente a la colectividad. Los pueblos que la padecen se mantienen en condiciones difíciles, pues la ausencia de valores se hace tangible. Es cuando la gente se arrepiente, se desilusiona e incluso, carga contenido el desprecio hacia sus autoridades.

Dentro de una sociedad corrupta no hay nadie que escape a sus tentáculos nocivos. La corrupción crece con tal rapidez, que infecta a todos los cercanos. Incluso, puede tocar a aquellos de espíritu puritano o de vida recta y moral intachable.

Al desaparecer rápidamente los valores sociales e individuales se incrementa el egoísmo y la perversidad. Esta última, se manifiesta cuando unos a otros se destruyen y la solidaridad se vuelve una fantasía.

Si nos hacemos la pregunta ¿dónde y porqué se inicia la corrupción? Seguramente nos vamos encontrar un sin número de teorías sociológicas y psicológicas que pretendan darnos una respuesta. Lo real es que si la corrupción existe, es porque las autoridades no únicamente la toleran, sino la promueven. Una sociedad es corrupta porque a sus dirigentes les conviene el ambiente nauseabundo, y eso les permitirá cumplir infinidad de bajezas y metas llenas de alevosía.

Solo un gobierno decente, de limpias raíces populares, puede estar más alejado de caer en la corrupción. Cuando se trata de un gobierno impuesto o ilegítimo, hará eco de su ilícito origen.

Al conocer la historia de nuestro país, nadie nos podrá decir que hemos vivido dentro de la honestidad y la integridad administrativa en otros momentos de México.

Supongo que todos queremos que nuestra tierra tenga salud y prosperidad, pero desgraciadamente la corrupción se ha convertido en una forma de vida.

La corrupción se inicia en México a raíz de su revolución, a principios del siglo XX, El gobierno norteamericano tiene una importante participación, ya que éste armó a los caudillos mexicanos para que se enfrentaran entre sí. Las traiciones, usurpaciones y descalificaciones, fueron la tónica. La aparente pacificación, supuestamente, llegó en 1920, pero lo cierto es que la corrupción se institucionalizó desde las mismas entrañas del gobierno. Las expresiones como “no hay general que soporte un cañonazo de $50,000”, “A mi pónganme donde hay, que de lo demás yo me encargo”, y no se diga el famoso “año de Hidalgo”, todo mundo concluyó que ser político mexicano era un acto de inmoralidad. Se llegó a afirmar que México era tan rico, tan rico, que en cada período gubernamental soportaba el desfalco que le propinaban cientos de políticos que se hacían millonarios en un tiempo muy corto.

Después de esto yo te pregunto a ti que me escuchas, que me lees, ¿estás dispuesto a encumbrar en tu municipio o en tu distrito a ese tipo de gentes? ¿Estás dispuesto a votar por presidentes municipales, diputados locales, y federales, etcétera, con antecedentes de corrupción?

Piénsalo, piénsalo muy bien porque este año tendrán más importancia las elecciones que tu salud.

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