Las nuevas condiciones de la relación bilateral entre México y Estados Unidos: *Francisco Ángel Maldonado Martínez

no me veras

La última semana estuvo marcada por la incertidumbre sobre el futuro de la relación comercial entre México y los Estados Unidos. Todo comenzó cuando el 30 de mayo pasado Donald Trump anunció un arancel general del 5% a las importaciones de productos mexicanos en nuestro vecino del norte. La medida unilateral provocó la reacción inmediata del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien le envío una carta señalándole que mediante el diálogo se podía superar la confrontación. El motivo detrás de esta medida fue el crecimiento de la inmigración ilegal hacia la frontera sur de los Estados Unidos, un problema que ha crecido en los últimos meses debido a la crisis política y social que enfrentan países de Centroamérica y Sudamérica.

Trump hizo el anuncio en el momento menos esperado, justo cuando los términos del Nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte se habían remitido al Congreso de su país para que diera su aval. La amenaza no surgió de una situación de crisis pero sí creo una crisis diplomática sin registro en la historia reciente de México. No solo fue la amenaza de un arancel general del 5% a partir del lunes 10 de junio, sino la posibilidad de que se incrementara continuamente hasta alcanzar el 25% en los próximos meses lo que movilizó al gobierno mexicano a enviar una delegación de alto nivel a Washington para emprender una negociación profunda con el gobierno norteamericano.

Al mando del canciller Marcelo Ebrard, la crisis se solucionó el viernes pasado, cuando Trump anunció, a través de su cuenta de Twitter, que se posponía indefinidamente el arancel a las importaciones mexicanas. A cambio, el gobierno mexicano emprenderá una nueva estrategia de contención de la inmigración ilegal proveniente de otros países con dos medidas inmediatas: 1. El despliegue de la recién creada Guardia Nacional en la frontera sur de México y 2. Que todos aquellos migrantes que cruzan la frontera sur de Estados Unidos para buscar asilo serán devueltos rápidamente a México, donde pueden esperar la adjudicación de sus solicitudes de asilo.

El acuerdo alcanzado hace apenas unas horas tiene dos lecturas. Por un lado, es innegable la influencia de la política norteamericana, especialmente bajo la administración Trump, en México; por otro, la delegación enviada por el presidente López Obrador fue digna y estuvo a la altura de la crisis que enfrentamos. Aceptar ese 5% impuesto unilateralmente hubiera desencadenado una crisis económica pues México y Estados Unidos son los dos principales socios comerciales del mundo. El nivel de asociación de nuestras economías hace imposible sujetar al libre comercio y provocaría una reacción en cadena con efectos en el tipo de cambio. En este contexto, será pertinente conocer los acuerdos alcanzados en detalle, pero por ahora el rol del gobierno mexicano respecto a la crisis migratoria dará un giro de 180 grados.

Se puede decir que muchas cosas que suceden en México se han determinado desde las oficinas de la Casa Blanca y del Departamento de Estado de los Estados Unidos, sin embargo, ante este argumento deberíamos considerar que vivimos una situación atípica y que el presidente norteamericano privilegia el conflicto sobre la cooperación. Para él no es prioridad estrechar los lazos, trabajar en equipo, entre otras frases que suelen repetirse en la diplomacia bilateral. Es más, el concepto más fuerte y repetido en los últimos años con la administración de Barack Obama fue el de impulsar la “responsabilidad compartida” sobre los problemas que impactan tanto a México como a Estados Unidos, además de la inmigración ilegal, notoriamente el narcotráfico y la violencia que de él deriva.

Hoy estamos ante el inicio de una nueva época que impone desafíos en cuanto a nuestra relación con nuestro poderoso vecino del norte. Creo que la administración del presidente López Obrador ha emprendido un esfuerzo loable y digno de reconocerse para evitar una crisis comercial y buscar soluciones a la crisis migratoria. El acto que al tiempo de escribir estas líneas encabezará esta tarde en Tijuana el presidente López Obrador es un acto de unidad, al que acudirá nuestro Gobernador, Alejandro Murat Hinojosa, y otros mandatarios del país. Es un acto republicano que envía un claro mensaje de fortalece frente a la adversidad.

El mensaje será la defensa de nuestra soberanía en tiempos de crisis, la defensa de la libertad frente a la tiranía y la defensa de la paz frente a cualquier tipo de guerra. Ya lo dijo con su conocida sobriedad el más ilustre de los oaxaqueños: “Todo lo que México no haga por sí mismo para ser libre, no debe esperar, ni conviene que espere, que otros individuos u otras naciones hagan por él”.

*Director General del ICAPET.

Comments are closed.

A %d blogueros les gusta esto: